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Sociología

Las Etiquetas y la Sociedad

etiqueta-de-papel-en-blanco--rojo-precio_30-2234Aunque no lo parezca, en el mundo no sólo la ropa lleva etiquetas. Al contrario, cada uno de nosotros lleva un montón de ellas aunque no sean visibles al darle la vuelta al envoltorio. Las etiquetas sociales son términos que identifican a la persona en una serie de elementos que la sociedad considera relevantes, algunas son muy visibles (negro, blanco, chico, chica…) mientras que muchas otras son más complejas o imperceptibles (rojo, facha, musicólogo, melancólico, pesado…).

Las etiquetas las asignan las personas a los demás a lo largo de la interacción. En base a tu trato con alguien decidirás si es aburrido o inteligente, si ella es capaz o vaga, etc. Así, al interactuar construimos un marco de términos que aplicamos a esa persona y nos guían sobre quien es: un marco que podemos exportar a otros al hablar con ellos de esa persona y decirles lo que opinamos de ella.

Pero las etiquetas no son, en realidad, un producto interno de cada persona, liberamente asignando a los que los rodean en base a su experiencia. En realidad, la mayor parte de la gente lo que aplica son conceptos que existen en la sociedad en la que se mueve y en los valores que tiene: si es racista aplicará la etiqueta de “negro” o “sudaca” o la que sea, por ejemplo, al margen de la interacción con esas personas que, como mucho, verán matizados los términos (“el negro majo”, “el sudaca que no nos roba el trabajo”, etc.). Otras ideologías y personalidades aplican otros conjuntos de etiquetas, pero todas ellas son establecidas en mayor medida desde el conjunto de la sociedad.

Las etiquetas, una vez aplicadas, condicionan la forma en que la gente interactúa. La gente no reacciona igual ante alguien con la etiqueta de “honesto” que la de “problemático”, por ejemplo. Y como las etiquetas no son aplicadas de modo neutro, la sociedad marca a la gente para que se interactúe con ella de cierta forma.

etiquetasInevitablemente, esto a menudo lleva a los estigmas, a las clases sociales a las que se mira hacia abajo, a los intocables. Todo eso son fruto de etiquetas que los demás han visto en ellos y han actuado en consecuencia, replicando las etiquetas y haciendo que se repitan en el tiempo.

Esto, sin embargo, no es solo un proceso externo. Al contrario, la persona que se ve etiquetada de un modo u otro acaba interiorizando esa etiqueta como parte de su identidad si esta se repite a menudo. Ser etiquetado como alguien deseable, odioso, melancólico, digno de confianza, etc. hace que la persona acabe tendiendo a rebelarse contra esas etiquetas o a aceptarlas, reforzándose así la etiqueta.

El resultado es que, al guiar las interacciones con los demás, las etiquetas se vuelven a su vez profecías autocumplidas: como es alguien deshonesto le tratamos con suspicacia, al verse tratado de ese modo él reacciona con desconfianza hacia nosotros lo cual a menudo es interpretado como que esconde algo porque es deshonesto.

Todo esto se combina con los prejuicios y demás prenociones para construir el modo en que las personas interactúan unas con otras. A menudo, las etiquetas pueden ser útiles si las creamos en base a nuestra experiencia de esa persona o bien de fuentes válidas (saber que alguien es deshonesto puede ayudarnos a protegernos de sus engaños) pero también pueden servir a menudo para perpetuar injusticias y llevar a errores si basamos las etiquetas que usamos en fuentes sesgadas.

Inevitablemente, en un mundo intersubjetivo, toda percepción y toda fuente está sesgada, así que resulta especialmente importante pensar de modo crítico en el modo en que percibimos y etiquetamos a los que nos rodean y, con ello, tratar de construir etiquetas útiles y que reduzcan las desigualdades injustas.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas del etiquetado?

4 replies on “Las Etiquetas y la Sociedad”

Éste es un buen artículo que te hace pensar y darte cuenta de cómo transcurren las cosas hoy en día. Yo, personalmente vivo en una sociedad en la que ser la “oveja negra” (prefiero el término -diferente-), metafóricamente, te hace ser el punto de mira de todas aquellas ovejas que siguen un tipo de moda (por decirlo de alguna manera). Atribuyen etiquetas a aquella persona diferente y con otro tipo de cualidades distintas a las que exige esa moda, por el simple hecho de que les da coraje ver cómo alguien es como realmente quiere ser, y no vive bajo la presión de ese “qué dirán de mí por X”. Esto es algo que día a día muchas personas tienen presente, y por lo tanto, sería una de las principales razones por la cual nos encontramos ante una sociedad frustrada.

Concuerdo contigo sobre el peligro de las etiquetas hoy en día, están tan arraigadas en nuestra sociedad que como mencionas llegan a ser imperceptibles o tomadas como normales.Un ejemplo en el que pensé al leer tu articulo fue el caso de los niños y jóvenes quienes constantemente escuchan “listo” , “burro”, “aburrido”, etc, simples palabras que esconden un gran impacto tanto para quienes lo escuchan y pueden repetirlo como los que las dicen constantemente sin entender lo que pueden provocar.

Sin duda, esos son muy buenos ejemplos. Y de hecho, en el caso de la infancia, esos adjetivos tienen un enorme impacto a la hora de que ellos decidan cómo se ven a si mismos, conformen su identidad, entiendan qué pueden llegar a ser, etc.

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