Dirigida por Stuart Hazeldine, esta película británica narra la historia de la última ronda de las pruebas de reclutamiento de una empresa. Ocho candidatos se presentan a un último examen que es, claramente, algo muy alejado de lo que uno se encontraría en una entrevista de trabajo habitual. Una película realmente recomendable, que con esa premisa básica construye una narración llena de giros, interés, y tensión mantenida. Un muy buen thriller psicológico.
Pero, más allá del desarrollo de la película en si, sociológicamente es muy interesante porque todo gira en torno a una noción clave en la construcción de toda sociedad: la creación de confianza, y la posibilidad de colaborar con gente que uno no conoce, y que pueden tener intereses opuestos o simplemente diferentes. Así, la película deja el trasfondo de la mayor parte de los personajes vago y poco detallado, usándolos como arquetipos o pretextos para narrar toda la clase de juegos que se establecen en la vida diaria de las personas (aún en entornos menos estresantes). De hecho, es un buen ejemplo de los conocimientos receta de los que hablaba en un post anterior.
Así, aparecen toda clase de formas de poder representadas en la película: persuasión como principio, donde el poder se basa en el consenso generado entre personas. Coacción, violenta o no, donde uno fuerza a otro a actuar como él desea en base a que tiene algo que el otro quiere (o le puede quitar algo que el otro valora). Presión grupal, basado en cómo los individuos se inclinan a aceptar y actuar en la dirección en la que va el grupo, cuando este se muestra claramente decidido. Democracia, como método de solución clásico de las decisiones cuando no hay consenso. Lucha por la posición simbólica, donde las peleas por desprestigiar a otros y erigirse en líder generan poder. El conocimiento, ya que como reza el dicho “la información es poder”. Y seguro que me dejo alguna.
Y, existiendo todas esas ramas de poder, e intereses contrapuestos, como diferentes personalidades arquetípicas usan unas u otras según las situaciones. Sin olvidar, claro está, el sempiterno poder “institucional” (en este caso la compañía contratante), del cual nunca se duda y siempre se juega según sus reglas, por poco claras que estas puedan ser (algo claramente kafkiano).
Una película, realmente recomendable, donde todo esto y más se muestra en una historia que se basa, únicamente, en la construcción de las relaciones sociales que tomamos como cotidianas en nuestra vida y que, en esta ocasión, son puestas en tensión para mostrar lo que habitualmente permanece oculto y subyacente, sobreentendido y raramente consciente.
Costán Sequeiros Bruna
Estos son los comentarios del antiguo blog:
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