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Reflexiones personales

Deslegitimación del Sistema y Revolución

En su momento ya hablamos de la legitimidad, pero ¿qué pasa cuando no queda ya? ¿Qué pasos da de ahí a la revolución y qué implica esta? El desapego por lo público, la corrupción, el rechazo de los partidos políticos y las formas sistémicas, la oposición contra las élites… todo ello son el caldo de cultivo óptimo para una deslegitimación del sistema y si, ¡sorpresa! Hoy en día rápidamente avanzamos por ese camino a nivel global, con todo lo que ello implica.

Lo primero que ocurre en una situación de deslegitimación del sistema político, económico y social es que aumentan los discursos que el sistema hubiera considerado extremos. Estos discursos radicales ofrecerían nuevas lógicas y formas de hacer las cosas completamente diferentes a las que imperan en el momento en el sistema, sosteniéndose sobre el fracaso percibido por todos de las políticas imperantes en ese momento. Esto no tiene por qué ser malo al igual que cualquier cambio social y la Revolución Francesa y la Norteamericana son ejemplos de esto, pero también lo es el ascenso de Hitler, el de Mussolini o la Revolución Rusa (con todas sus luces y sombras). Una desligitimación del sistema actual podría extenderse de modo global (la Primavera Árabe es un ejemplo perfecto de esto), de modo que todo el sistema internacional se viese cuestionado en su funcionamiento y organización, cambiando los paradigmas que lo guían o desapareciendo en su conjunto.