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Crítica de Libro: No Pienses en un Elefante

Escrito por George Lakoff, es un libro de una calidad variable, con capitulos realmente excelentes (el primero en especial), y otros bastante repetitivos y flojos con lo que ya se ha dicho antes. Esto se debe a que en su mayor parte es una recopilación de artículos o conferencias que el autor dio entre 2001 y 2004 sobre diversos temas, pero siempre con su trabajo en los enmarcados como centro y aplicándolo a un análisis interesante y fino de los discursos políticos americanos.

Pero, ¿qué es el enmarcado? Básicamente, es uno de los mecanismos por los que funciona el cerebro a la hora de procesarlo todo. Cuando yo digo “blanco”, por ejemplo, tú mente activa un marco que tiene que ver con ese término, y que vincula con él numerosos otros términos y símbolos, por ejemplo: “color”, “pureza”, “Bien”, etc.

La clave del asunto es que cada uno de nosotros enmarca en base a sus valores y nociones personales. Por ejemplo, alguien religioso enmarcará el “blanco” probablemente con términos como “boda” y “virginidad” además de muchos otros, mientras que alguien que tuviese fobia a ese color añadiría en su lugar términos como “rechazo” o “dolor”.

Sin embargo, los marcos no se crean en la nada, sino que se crean en la interacción humana, y los vínculos entre términos se basan en los mensajes que aceptamos. Y esto es uno de los elementos básicos de un buen discurso político. Cuando Estados Unidos inicia la operación “justicia duradera” no está mencionando en ningún momento términos como “guerra”, “muerte” o “dolor” que son los que correspondería a una misión bélica; en cambio, está abriendo un marco con términos relacionados con “justicia” (“paz”, “bienestar”, “bien”…) y con “duradera” (“visión de futuro”, “planificación”,…). Así que la imagen que se nos viee a la cabeza es mucho más positiva con “justicia duradera” que si dijesen “guerra en Oriente Medio”.

Por tanto, los discursos políticos se construyen en base al dominio de las palabras. Cosas aparentemente inocuas, pueden tener efectos muy profundos. Un ejemplo que todos entenderemos rápido, ¿por qué se montó tal caos a razon de que los homosexuales quisiesen tener matrimonios, en vez de solo “ser una unión” o cualquier otro término aséptico? La razón es el enmarcado del término “matrimonio”, y que tiene que ver con todos los valores patriarcales, religiosos y demás que describen la familia de un modo muy, muy específico, y muy próximo a la visión de derechas en política.

Sin embargo, si introduces las relaciones homosexuales como un matrimonio, tienes que redefinir todas esas cuestiones: las familias no tienen por qué ser patriarcales, los edictos de la Iglesia ya no mandan en qué se puede hacer dentro de las relaciones de amor, y la familia no tiene por qué basarse en los elementos tradicionales. Todo esto implica una redefinición de todo el marco que tiene que ver con “matrimonio”, pero en cadena también redefine un montón de valores sociales y conceptos, para poner en su lugar otros más propios de la izquierda más progresista.

Así, la política, como la mente humana, depende de palabras, y quien domina y configura esas palabras domina el juego político. Siempre preguntaros ¿Por qué tal o cual político usó esta u aquella expresión para decir algo? ¿Qué implica? ¿A quien le habla? Y, ¿qué intenta provocar como reacción emocional y de valores en los que lo oyen?

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de este libro?

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