Que Matrix es mi saga de cine favorita es un hecho, como lo es que no llega a estas páginas por primera vez, ya que en el pasado ya hablamos de Animatrix y el sistema de dominación dentro del universo de las películas. Hoy he visto la nueva y, aunque no está tan bien como las otras, tiene unas cuantas ideas en la construcción de su mundo que son interesantes para este blog, y para de nuevo coger el tema de los sistemas de control social. Pero, eso sí, os aviso que si me acompañáis detrás del conejo blanco, os vais a encontrar spoilers, así que vais advertidos por si preferís no saber nada cuando os pongáis a verla.
Y para comenzar a analizar la representación del control, hay que empezar por el centro, el personaje del Analista que da sentido a la nueva edición de Matrix. Como él mismo dice, las ediciones pasadas, dirigidas por el Arquitecto, se basaban en el control de las cosas, en los hechos, como una complicada y perfecta ecuación matemática. Una que, como sabemos de películas anteriores, siempre llevaba al error sistémico inevitable fruto de la libertad inherente al ser humano: Neo.
Es un control basado en la vigilancia constante de lo que ocurre en el código, a lo que se suma la disposición y eliminación de todo el que despierta. En términos foucaultianos podríamos decir que se basa en vigilar y en castigar.