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Reflexiones personales

Los Números Mienten

Las ciencias y el sentido común siempre nos han hecho ver los números como algo abstracto, puro, inmodificable e incorruptible. Lo cojas como lo cojas 2+2 siempre son 4. Da igual que te guste o no, esa es una verdad pura e indudable. Y sobre ello se construyó la ciencia positivista, que busca demostrar cosas de modo innegable, y cuyo ejemplo más claro puede ser la física, que establece las leyes de funcionamiento del universo con ecuaciones claras y elegantes. Inmutables y escritas en piedra como el Universo mismo. O eso nos venden.

Lo cierto es que los números no dejan de ser un invento humano, y como tales tienen sus defectos. Y sobretodo, como tales pueden ser manipulados. El ejemplo más claro es el uso de los números de modo indiscriminado por la prensa y por la economía. Tomemos un ejemplo de cada.

En economía, siempre nos venden que la renta per cápita es la media de las rentas de los habitantes de un país, y como tal señala un nivel medio de lo que la gente de ese país puede comprar. Sin embargo, esto no es cierto. Si cogemos una persona con 1.000.000.000.000 de dólares, y 10 personas con 1.000, la renta per cápita sería 90.909.091.818,18. Como es obvio, esto no encaja con la realidad del mundo observable, ni esa es la renta de ese país. Casos como estos hay muchos, en especial las dictaduras y régimenes despóticos, siendo ejemplos clásicos las potencias petrolíferas de Oriente Medio, donde el jeque vive en un lujo impresionante, mientras que fuera de su mansión de oro la gente muere de hambre.

Pero, si los números en si no pueden mentir, ¿dónde está el error? El error está en su uso, en manipularlos a tu favor. Si lo hiciesemos de modo abstracto en vez de con el peso real de las economías de cada grupo, donde la renta del rico valiese “2” (osea, 1.000.000.000.000=2), y la renta de los pobres valiese “1” (osea, 1.000=1), el restulado sería “1,09” (2+1+1+1+1+1+1+1+1+1+1/11). Osea, básicamente, una renta apenas por encima de 1.000 (apenas por encima de 1), lo cual ciertamente es mucho más coherente con el mundo que describe ese dato. ¿No?

Otro caso obvio de manipulación de estadísticas tiene lugar a menudo en la prensa. ¿Cuántas veces, cuando dicen “el 80% de los españoles opinan tal”, explican cómo se calculó eso? Porque lo cierto es que tiende a ser raro verles usar una estadística bien calculada. Por ejemplo, aparece una entrevistadora por la calle que dice que han entrevistado a la población española sobre tal asunto, y a continuación salen tres o cuatro personas hablando a la cámara con su opinión al respecto. A nosotros nos queda en la cabeza que esos son ejemplos representativos de la población encuestada, ¿pero seguro que lo son? ¿Seguro que la chica se molestó en ir entrevistando aleatoriamente por todos los barrios a gente al azar por completo, y recogió los testimonios correspondientes? ¿O, más bien, emiten aquellos que encontraron interesantes, graciosos o sensacionalistas?

Lamentablemente, lo segundo es lo más habitual, como demostraba Eva Hache cuando hacía su papel de “socióloga” en el programa La Noche… Con Fuentes y Cia. En general, las estadísticas que presentan los periodistas suelen ser más o mens falsas porque realizar estadísticas verdaderas es bastante caro (si queréis una regla aproximada para saber cuando son más o menos ciertas y cuando no, comprobad si la noticia hace referencia a algún organismo que lo haya hecho, sea el INE o cualquier otro, o si aparece el recuadro con los datos de la muestra).

Así, tenemos error por manipulación del dato, o error por mala recogida del mismo. También existe el error por mala exposición del dato, o de análisis del mismo. Por ejemplo, a finales de los 80 el paro en España aumentó enormemente. Los titulares decían “el paro crece un 8%!” (o la cantidad que fuera) y la gente interpretaba eso como que cada vez menos gente tenía trabajo porque eso decía la noticia. Sin embargo, eso no es necesariamente cierto. El paro depende de cuanta gente quiere entrar en un momento dado en el mercado laboral, si quiere entrar mucha al mismo tiempo el paro aumenta aun cuando haya más gente trabajando que antes. ¿Por qué? Porque el paro es un dato estadístico relativo a una población. Imaginemos que hay 95 personas trabajando en 100 personas en un momento dado, tendremos un paro del 5%. Sin embargo, si al año siguiente tenemos 120 personas trabajando (35 más que el anterior), pero la población es de 200, el paro será del 40%. ¿Realmente hay menos trabajo? No, en realidad hay más, pero lo que pasa es que hay mucha gente solicitándolo.

Esto tiene que ver con que a menudo, un dato tiene muchos hechos sociales relacionados. Algo no siempre se explica por lo que parece que se explica. ¿Hay más violencia doméstica ahora que sale todos los días por la tele? ¿O sería antes? Los datos te dirán que ahora, pero eso es en realidad por el simple hecho de que ahora también se denuncian más. Por ejemplo, Japón se sabe que es el país donde más violaciones hay al año, y sin embargo su índice de violaciones es ridículamente bajo porque nadie las denuncia.

Por todo ello, la próxima vez que veáis un dato numérico en un periódico, o en la televisión, tomaros un momento para pensar en ese dato y no lo aceptéis “tal cual”. Pensad realmente lo que significa ese número, en posibles explicaciones alternativas, o en que pueda estar mal recogido. Cierto, lleva trabajo, y tiempo que generalmente no tenemos en exceso. Pero ya se sabe aquello de que el concimiento lleva a la libertad. Si realmente queréis entender el mundo a vuestro alrededor, leer lo que realmente significan los números que nos venden como verdades es básico.

Costán Sequeiros Bruna

Este es el comentario mío en el antiguo blog:

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