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Crítica de libro: La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana

goffman 1Cuando uno se aproxima a un clásico como es este libro de Goffman, siempre lo hace con algo de precaución. Por un lado, porque su contenido ha sido harto explicado y analizado en otros libros, estudiado en clase y referenciado mil veces; además, siempre se corre el riesgo de que el libro “no haya envejecido bien”, o que haya sido dejado obsoleto, o que realmente nunca fuera tan bueno como la gente decía que era, o que simplemente vayamos esperando algo mejor de lo que puede ser por haberlo idealizado.

Afortunadamente, este no es el caso con uno de los libros más clásicos de Goffman. En él, Goffman analiza muy minuciosamente la forma en que las personas construyen la interacción unos con otros, manteniendo sin embargo un tono sencillo y pragmático, repleto de ejemplos de diversos ámbitos que permiten que se entienda rápidamente lo que está explicando. Y, si se sigue su lógica, un mundo repleto de posibilidades se abre ante nosotros a la hora de entender lo que ocurre a nuestro alrededor.

Su teoría se basa en la interacción, de modo que la voy a ejemplificar con una historia que ilustrará cada aspecto. Primero, en toda interacción debe haber dos participantes (Goffman matiza esto, pero dejémoslo en el modelo básico para este post): por un lado está el actor y en frente está el espectador. Imaginemos que vamos a una tienda a comprar, el actor será el vendedor y nosotros seremos el espectador.

Cada actor propone una definición de la interacción que se produce e interpreta un papel en ella. Así, el vendedor nos propone una interacción de venta y él nos animará a comprar y nosotros interpretaremos el papel de espectador, o potencial consumidor. No importa si el vendedor cree que lo que vende es bueno o malo o si cumple o no nuestras necesidades, lo que importa es que él interprete creíblemente el papel de vendedor, sin dejarnos ver errores en la interpretación (como gestos que mostrasen que un producto no es bueno aunque él esté diciendo lo contrario). En esto juega mucha importancia el idioma no verbal, los gestos que cada uno deja escapar sin darse cuenta de ello, que se pueden emplear por parte del espectador para ver si el actor cree realmente en su papel, pero que un actor hábil también puede haber entrenado para hacer mejor su papel.

goffman 2Sin embargo, en la tienda no estamos solos, hay más compradores y hay más vendedores. De modo que, en realidad, lo que se produce es una interacción de dos equipos: compradores por un lado, vendedores por otro. De nada sirve que un vendedor nos esté diciendo las virtudes del producto si hemos escuchado al anterior vendedor decir que ese producto es malo, o que nos estén intentando convencer de la pulcritud del local si uno de los vendedores lleva la camisa sucia. Así, los actores y los espectadores, como equipos, deben cooperar con los otros miembros de su equipo a la hora de crear una escena que no se rompa, donde los papeles sean respetados y cumplidos; en caso de no lograrse, se transmiten imágenes que contradicen los papeles y pueden ocurrir cosas como que surja la vergüenza, la ira, o que (en este ejemplo) simplemente se pierda una venta.

Por supuesto, esta interacción no tiene lugar en la nada, sino que se produce en un escenario (la tienda, en este caso). Un escenario tiene una parte frontal donde se produce la interacción y donde cada persona tiene que estar “dentro de personaje”; a la vez, también tiene una parte trasera (los baños o el almacén de la tienda) donde los actores pueden desconectar de sus personajes y comportarse de modo más cercano a como son normalmente ya que los espectadores no pueden/deben acceder a esos espacios y, por tanto, no verán cuánto de papel hay en la interpretación de los actores (ya dije que lo que importa no es que la gente se comporte como es, sino que interprete bien el papel que está interpretando).

Así, con este modelo tan sencillo y básico, Goffman desarrolla un modelo muy complejo de cómo se suceden las interacciones entre las personas. Un modelo donde entran cuestiones como el poder (la capacidad, por ejemplo, de elegir/imponer la escena que se va a producir a los demás, obligándoles a adoptar ciertos papeles), las emociones (las permitidas por los papeles, pero también aquellas que surgen cuando los papeles se rompen, como la vergüenza), el papel de la información (porque cada papel siempre implica secretos que el espectador no debe conocer), etc.

Es un modelo muy completo, complejo en sus implicaciones pero sencillo a la hora de aplicarlo al mundo que nos rodea. Porque, sobretodo, es una teoría sociológica para el día a día, para las interacciones de la gente que va a comprar fruta o del matrimonio que recibe visitas en casa; una teoría que nos habla no de los seres humanos como seres útiles y con identidad propia, sino de la interacción que se establece cuando esa identidad debe ponerse en relación e interacción con otras, buscando espacios donde puedan surgir relaciones que minimicen el conflicto.

En resumen, es un libro muy interesante, con mucho de sociología y antropología, que gustará a cualquiera a quien se pregunte por cómo funciona el mundo que nos rodea.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de este clásico de Goffman?

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