Vivimos en un mundo donde, cada vez más, palabras como “yo lo siento así” o “es lo que yo creo” se han vuelto centrales. Independientemente de su coherencia, lógica o base científica, claro. Con ellas hemos llegado al entorno donde digamos lo que digamos alguien puede ofenderse y exigir que nos retractemos de nuestras palabras. Da igual que esté defendiendo que la Tierra sea plana o que eres un otherkin que “se siente gato”, todo es válido y debe ser respetado porque vivimos en un entorno intersubjetivo y posmoderno, construido por las interacciones entre las personas.
Y ojo, vaya por delante, en efecto vivimos en un entorno donde la intersubjetividad tiene un papel muy importante, y las interacciones sociales construyen buena parte del mundo. Pero no vivimos en el mundo posmoderno y relativo del que hablan los libros, ni en el entorno líquido de Bauman, ni nada por el estilo. Invisible, detrás de todo eso, hay una estructura social extremadamente rígida y sólida que sigue construyendo y reconstruyendo nuestras vidas. Da igual que creamos que lo que importa es la autorrealización o que el reiki puede curarnos, la estructura sigue imponiéndose silenciosa e invisiblemente. Y cuanto menos creamos en ella, pensemos en ella, luchemos contra ella, más fuerte es.
Tomemos el ejemplo más clásico de estructura. Da igual que seas un ser de luz que haya venido a la Tierra a esparcir sus buenas energías y vivir en paz y amor con tu yo interior, al final del día tienes que haber comido tres veces. Salvo que además hayas decidido que puedes alimentarte del sol claro, en cuyo caso tendrás que visitar un hospital. Pero si aceptas que la realidad te indica que debes comer tres veces, entonces tendrás que pagar esa comida en tiendas, de modo que bienvenido al sistema económico capitalista; y esto implica que bienvenido a la estructura: trabajar para conseguir dinero, pagar los precios establecidos, alquiler para tu casa, pagar impuestos, etc. No es opcional, no hay alternativas, si vives en cualquier Estado moderno, estás sujeto a ese sistema, a esa estructura… no en vano, la palabra impuestos viene de imponer, obligar, coaccionar.
Y mientras haya un sistema económico habrá clases sociales. Da igual que en el presente se hayan fraccionado en miles de clases como modo de desactivar su capacidad de resistencia a la estructura. Nos han hecho “entender” que los intereses de un trabajador de una oficina que malvive con una beca y los de un camarero que apenas llega a fin de mes no son los mismos, pero lo son. Y, sorpresa, ambos son de clase baja aunque no lo quieran creer o aceptar.
De igual modo que la estructura económica existe, creamos en ella o no, el resto van de la mano. El heteropatriarcado que estructura las relaciones de género, la dominación de los blancos sobre la gente de color en las relaciones de raza, el sistema legal que estructura las relaciones sociales y juzga en pro de los más poderosos, etc. No importa que uno no crea en estas cosas y crea en cambio en la necesidad de amar a la naturaleza porque las estructuras se le van a imponer de igual modo.
De hecho, lo harán con mayor fuerza, porque no hay elementos oponiéndosele. Mientras estalla la enésima controversia por un revisionismo histórico que de nada sirve en el presente y no entiende el concepto de contexto, como la reciente acusación a Mecano de homofobia, la estructura (heteropatriarcal) se solidifica porque no le importa el pasado. La estructura es en el presente, no le importa la historia más allá de como mecanismo para entender su construcción actual. Así, mientras la gente pelee por la letra de Mecano, las canciones que se están componiendo en el presente serán igual de homófobas porque es a los grupos del presente a los que hay que cambiar (y eso, asumiendo que tuviesen razón que Mecano, que ni idea porque no conozco casi su música).
La estructura social tiene una fuerza inmensa en todos los ámbitos de nuestra vida. Hay estructuras económicas, políticas, sociales, etc. que rigen las distribuciones de poder en la sociedad, los privilegios, la capacidad de actuar y cambiar las cosas, etc. Pero no es inabatible ni imparable, incluso sin llegar a la revolución como en Francia en 1789, las estructuras sociales van cambiando como resultado de los conflictos sociales que se dan en su interior y el cambio de perspectiva de la gente. Pero para que esos conflictos existan es necesario que sepan contra quien luchan y organicen sus prioridades. Y eso es algo que en la actualidad no existe.
Bajo la idea posmoderna de que todo es fluido y cambiante, que solo importan los individuos libres que construyen su vida en base a sus planes y sentimientos, la estructura está muy cómoda. Nadie la cuestiona, nadie la ataca. Y si la atacan es de modos tan parciales y divididos que de nada sirve: puede que los veganos quieran acabar con la explotación de los animales a manos humanas, pero mientras lo hacen bien que seguimos explotando a otros humanos (por no mencionar que la mayoría de la gente no comparte sus ideas, de modo que su conflicto no sirve de mucho porque la demanda de alimentos no veganos sigue siendo igual de alta).
En resumen, y parafraseando la famosa frase de los cristianos: aunque no creas en la estructura, ella cree en ti. El mundo no es posmoderno, tus sentimientos y forma de entender el mundo solo importan en el pequeño espacio de tu vida individual pero socialmente solo importan los sentimientos y formas de entender el mundo colectivas. Y esas raramente se luchan si no entendemos que bajo diferencias mínimas, como el oficinista y el camarero, todos estamos en el mismo lugar de la estructura social: el de los oprimidos.
Costán Sequeiros Bruna
Y tú, ¿qué opinas de la estructura social?