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Reflexiones personales

¿La Lógica como Camino?

En el mundo de las ciencias sociales, desde tiempos de Ockham y su famosa navaja, lo que impera es la verificación por medio de la verosimilitud, la lógica y los datos. Lo malo de los datos es que en ocasiones pueden ser equívocos, o difíciles de obtener, lo cual hace que algunos se decanten más por la verosimilitud y por la lógica.

Así que veamos eso. La verosimilitud tiene un problema grave: es subjetiva. La ciencia pretende ser objetiva, por lo cual no debería caer en cosas subjetivas. Sin embargo, a cada uno de nosotros nos parecen adecuadas y probables unas cosas y no otras, en base a nuestra experiencia, nuestras ideas, nuestras teorías y lo que estamos buscando en el estudio. Por ello la verosimilitud resulta cuanto menos complicada, especialmente si añadimos que es difícil “comprobar científicamente” la verosimilitud de algo.

Con lo cual nos queda la lógica como fuerza principal. La lógica, una “ciencia” en si misma, el poder de la verdad descubierta con palabras y con la mente. Lamentablemente, el tipo de lógica que tenemos es cultural. Si la verosimilitud depende de nuestras experiencias personales y vivencias, la lógica es producto de enseñanzas culturales a todos los miembros de la sociedad que hacen que ellos vean la sociedad misma como algo lógico y ordenado adecuadamente. Controlable.

Sin embargo, lo cierto es que el mundo a nuestro alrededor no es lógico en el sentido puro de la palabra. No es “lógico” que habiendo alimentos de sobra, parte del mundo se muera de hambre. No es “lógico” el funcionamiento del amor, que se fija no en quien nos conviene ni en quien nos entiende, sino en aquel que nos hace “vibrar”. Y el hecho de que unos pocos dominen y se aprovechen de unos muchos tampoco es “lógico”.

Así pues, aunque haya cosas que funcionen por lógica en el mundo, lo cierto es que el mundo en si no es lógico. Es caótico, es impredecible, es cambiante, es fascinante. Es nuestra mente la que ordena los eventos de un modo lógico para poder entender lo que ocurre a su alrededor, no porque los eventos en si respondan a esa lógica. Es un mecanismo psicológico, de reducción de stress ya que tenemos la sensación de que podemos dominar el mundo que nos rodea.

Por todo ello, si el mundo es ilógico, está claro que la lógica no puede servir para entenderlo. Quizás valga para cuadrarlo, pero no para entenderlo ni predecirlo. Y es que la sociedad a menudo es curiosamente contraria a lo que uno diría que es lógico. Durkheim, por ejemplo, en El Suicidio ya mostró que la tasa más elevada de suicidios en el año tiene lugar en primavera, en contra del invierno como creía casi todo el mundo. ¿Es lógico que la gente aguante el tirón más duro psicológicamente del invierno, y se suicide cuando comienza la mejor parte del año? No.

Pero entonces, si el mundo es ilógico, ¿qué nos queda? La observación. Estudiarlo, conocerlo, sentirlo. Entender que hay cosas que van por debajo, corrientes subterráneas de agua que sirven para que florezcan los campos sobre ellas.

Finalmente, sin embargo, queda la paradoja. Todo esto es un argumento lógico, pero si los argumentos lógicos no son válidos, este tampoco lo es. ¿Qué queda entonces?

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esta disyuntiva?

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