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Sociología

Los Riesgos Estratégicos

En este blog a menudo he hablado de los riesgos porque es un tema que me toca por la tesis y que encuentro interesante. Hoy voy a hablar de un tipo concreto de estos riesgos: los estratégicos. ¿Qué son estos riesgos? Básicamente, son aquellos riesgos que corremos conscientes de estar arriesgando las cosas, a cambio de un beneficio potencial futuro. Por ejemplo, jugar a la ruleta es un riesgo: puedes perder tu dinero, pero también puedes ganarlo.

La clave en los riesgos estratégicos es el cálculo lo más acertado posible del grado de riesgo que corremos y el beneficio que obtendremos de este. Al fin y al cabo, no es lo mismo apostar a rojas, que apostar a un número, tanto en las probabilidades de que salga bien como en la recompensa que se obtiene si pasa.

La sociedad corre muchos riesgos estratégicos continuamente. Construir una central nuclear nos puede proporcionar energía eléctrica sin contaminación (más allá de disponer de los deshechos radioactivos, un riesgo en si mismo), pero si hay un accidente puede suceder una situación como Chernobil o Fukushima. Así que se sopesa el riesgo de que todo vaya mal y se calcula si vale o no la pena.

Aparentemente, es una situación matemáticamente sencilla, de costes y beneficios, pero no necesariamente todo está tan claro.

Primero, porque los beneficios y los riesgos no se reparten de igual modo en una sociedad. Si la central eléctrica funciona todo el mundo tiene electricidad y si falla todos son radiados, ¿no? Si, pero hay muchos otros riesgos con otro tipo de problemas. Por ejemplo, si un banco invierte en bolsa y va bien sus accionistas salen enriquecidos, pero si las inversiones no salen bien somos todos los empobrecidos porque hay que sanear el banco con dinero público.

Aquí entra un elemento importante que analizó muy acertadamente Michel Crozier, que es el de la incertidumbre. Una incertidumbre es algo que no se sabe cómo va a solucionarse, una incógnita. Aquellos que se encuentran ante una incertidumbre deben decidir cómo actuar esperando que la acción que tomen sea la más acertada. Un riesgo social siempre es una situación de incertidumbre.

El problema es que las incertidumbres no las maneja todo el mundo, sino aquellos que tienen el poder y capacidad de actuar con respecto a ella. Si hay dudas sobre si la situación económica de una empresa, los que solventan esa incertidumbre por medio de un ERE (o no) son los que trabajan en recursos humanos o en la dirección, y de su decisión dependen todos los demás. Por tanto, tienen un poder sobre aquellos que están sometidos a la incertidumbre.

Si sumamos entonces que los riesgos se reparten desigualmente en la sociedad (tanto costes como beneficios) y que la posibilidad de solucionar esos riesgos está en manos de un grupo muy concreto de personas, el resultado es un potencial cóctel molotov. Porque vivimos en una sociedad individualista, donde los beneficios privados que obtenemos a menudo compensan los riesgos… ¡cuánto más si son otros los que reponen los platos rotos!

Por todo esto, en la sociedad actual vemos que emergen cada vez nuevos riesgos estratégicos y distintos colectivos corren a ellos rápidamente: beneficios rápidos y privados, costes diferidos. ¡El mejor negocio!

La forma de parar esto pasa por construir mecanismos que devuelvan el precio a quienes se llevan los beneficios, así como por limitar el alcance del individualismo y construir estructuras más horizontales de manejo de riesgos. Pero todo esto requiere cambios muy profundos en nuestras sociedades y modo de vida, cambios que es mucho más fácil recetar que realizar. Sin embargo, el precio por no realizarlos es demasiado alto como para no esforzarse en esta dirección: que las cosas sigan igual.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de los riesgos estratégicos?

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