A menudo, mis amigos y conocidos de fuera de España me hacen esta pregunta. No lo ven posible, con la oposición civil que tiene, las continuas manifestaciones y movilizaciones, y la lucha opuesta de sectores clave como los médicos o los jueces. Ante una situación así, un gobierno democrático, ¿no debería dimitir? A menudo, su opinión se debe a que no son conscientes de que España no es una democracia, sino una partitocracia disimulada mejor o peor… pero a veces, hay que ir más allá. Si ninguno de los partidos principales tiene el apoyo ciudadano, ¿qué partitocracia puede funcionar?
A menudo he hablado de que la sociedad actual se encuentra en un punto de inflexión, en el punto de nacimiento de un nuevo mundo, un orden social distinto. Estamos en esa zona desconocida donde el futuro está en un eclipse phase, término con el que se define a los periodos de incubación de las enfermedades durante los cuales es imposible saber si estamos o no afectados, y que a mayor escala se utiliza cuando no es posible prever los efectos o los resultados de una invención o un momento histórico; ahí es donde estamos, el futuro es una incógnita mayor de lo que era hace seis o siete años. A grandes rasgos hay dos caminos:
Por un lado, un futuro cyberpunk donde las megacorporaciones manden, los gobiernos y estados de bienestar estén debilitados, y las fuerzas de unión sociales hayan perdido frente a las de competencia del todos contra el todos. Ese es el futuro que quiere el neoliberalismo que se viene imponiendo desde hace años y que llegó a Europa en 2008, el mundo hiper-competitivo donde cada uno deba luchar por si mismo y todos estemos solos, y donde los poderosos vivan y los débiles se sometan. Desaparición de la sanidad pública (ya la están desmantelando), de la educación pública (otro tanto), mayor libertad de despido (lo mismo), etc. Cada cosa, para quien pueda pagarla, el resto que sobrevivan como puedan.
La alternativa no está clara, y los anteriores querrían hacernos creer que son “pajas mentales de cuatro perroflautas”. Pero no lo son. Democracia participativa, Estados de Bienestar transparentes, medidas de control de la población sobre el poder, etc. Todo ello no son sólo quimeras en la mente de unos pocos idealistas, los presupuestos participativos ya han demostrado que son viables en Porto Alegre, y Julian Assange ya demostró a dónde puede llegar la transparencia con Wikileaks,… Si es cierto que, como ideario, está más disperso, es más difícil de entender, tiene menos publicidad, pero no por ello no existe.
Esta es una de las razones de que Rajoy siga en el poder. Mientras le diga si a todo lo que dice Merkel apoya el primer modelo para el futuro y los que están por encima de él (Merkel, BCE, etc.) están contentos. Pero no es el único. Hay otra razón, quizás más poderosa.
A menudo se habla de que la sociedad está dormida, o de que los que protestan son cuatro. Algo de eso hay, y la razón no es que los otros estén de acuerdo o no con el Gobierno (hay que ver los bajísimos porcentajes de aprobación que recibe en cualquier encuesta para saber que no es así). Lo que pasa es que lo nuevo da miedo. Si le preguntas a la gente, verás que muchos estarían encantados con volver a cómo eran las cosas en los 90 o a principios de los 2000, volver a ponerse la venda y dejar que el progreso hecho por la burbuja y la comodidad pseudo-democrática hicieran el resto. Gran parte de España no quiere o está lista para elegir uno de los futuros o construir un tercero que yo no haya listado, gran parte de España querría dar un paso atrás y volver al pasado. E imagino que lo mismo podría decirse de Grecia, Portugal, Irlanda e Italia, y probablemente otros sitios que a menudo no son mencionados pero que deberían serlo.
El problema de esto es que es una quimera. La historia raramente vuelve de modo tan claro sobre sus pasos, y menos en plazos tan cortos. Además de que nadie en el poder quiere regresar a ese camino. No, si ellos eligen, nos toca cyberpunk. Cada persona que sueña con el pasado es un soñador más que legitima el Gobierno, porque el pasado es eso: un Gobierno que decidía lo que quería pasase lo que pasase. ¿O hemos olvidado que Aznar, que tan bien simboliza esa época, nos metió en la Guerra de Irak con un 91 % de la población española en contra?
Los sistemas sociales se sostentan porque los ciudadanos que viven en ellos los legitiman. En el nuestro, entre los pro neoliberalismo, y los retro-soñadores, desgraciadamente tienen demasiado apoyo. Y, así, Rajoy seguirá cortando de aquí, quitando de allá. Si el otro día hablaba de la guerra por las mentes de las personas, estas son las personas por cuyas mentes hay que batallar.
Costán Sequeiros Bruna
Y tú, ¿qué opinas?