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Reflexiones personales

¿Qué es un Ser Humano?

En principio, es probable que la respuesta a esta pregunta parezca obvia: un ser humano es una persona, nacida de otra persona, con 46 cromosomas en su ADN, etc. Ciertamente, esto es verdad, pero si echamos un vistazo a la historia y al futuro, veremos que esta definición no siempre estuvo tan clara, ni volverá a estarlo. Así, hace siglos, no se consideraba humanos/personas a la gente de color, que se creía que eran poco más que animales sin alma. Hoy, por fortuna, esa visión la consideramos errónea y limitada y la hemos modificado, porque deja fuera a una gran parte de la especie humana pero, ¿acaso las definiciones actuales cubren todo lo que corresponde?

La sociología del cuerpo, así, ha mostrado a menudo que las definiciones claras que a priori podemos tener de muchas cosas, son cada vez menos claras. Un hombre es aquel que tiene un cromosoma XY y una mujer uno XX, pero ¿qué pasa con aquellas personas que se sienten de otro género, e incluso se operan para cambiarlo? ¿Sigue mandando más la genética que su personalidad, y el cuerpo que tienen en consecuencia?

El debate en torno a qué es lo que define a un ser humano es un debate mucho más complicado de lo que puede parecer a simple vista, por tanto. La ciencia ficción lleva mucho tiempo dándole vueltas en películas y novelas como Sueñan los Androides con Ovejas Electrónicas (Blade Runner), el género cyberpunk, o la reciente Her. De hecho, el comienzo mismo del género es una pregunta sobre esta cuestión, ya que ese es el centro mismo de Frankenstein.

Pero esta cuestión de la esencia humana cada vez más la tenemos en el mundo real. Cuando el cyberpunk nos habla de la fusión entre hombre y máquina pensamos en cromo y chupas de cuero. Sin embargo, en realidad, hoy en día ya nos encontramos en un mundo lleno de cyborgs. Neil Harbisson ya ha sido reconocido por el gobierno británico como un cyborg hoy en día, al tener instalado en su cuerpo un dispositivo mecánico que le traduce los colores a sonidos. Pero no sólo él es un cyborg, sino que cualquiera con un marcapasos tiene una pieza mecánica instalada que le permite vivir, así como ocurre con muchas otras prótesis.

Así, hace ya varias décadas que la barrera entre la persona y la máquina ha comenzado a desdibujarse. E incluso para aquellos de nosotros que no tenemos ninguna pieza mecánica instalada en nuestro interior, la dependencia e interrelación con la tecnología es cada vez mayor. Si nos quitan el teléfono móvil inteligente, el ordenador, las gafas o lentillas, los coches… todos esos elementos son los que permiten que tengamos las vidas que tenemos, sin ellos mucho de lo que somos forzosamente tendría que cambiar.

Con todo esto llegamos a que, hoy en día, la definición de un ser humano ya no puede basarse únicamente en el aspecto biológico. Pero, si echamos un vistazo al futuro, encontraremos aún más incógnitas. ¿Qué pasa con aquellas personas cuya mente pueda ser digitalizada algún día y convertida en un programa? ¿Siguen siendo personas? O, incluso, aquellas inteligencias artificiales que puedan ser creadas a partir de las memorias y consciencia de una persona, como plantea el tercer capítulo de la segunda temporada de Black Mirror. O incluso, ¿qué pasa con aquellos cerebros que sean transplantados a cuerpos mecánicos por completos, como en Ghost in the Shell? ¿Y aquellas inteligencias que no hayan nacido humanas, pueden llegar a ser consideradas como tales, como los replicantes de Blade Runner o el propio monstruo de Frankenstein? ¿Y si no tienen cuerpo, como la Samantha de Her?

Al fin y al cabo, películas como Matrix ya nos han mostrado que la realidad no depende de su aspecto físico, sino de la percepción que la gente tenga de ella, pues la gente atrapada dentro de la matriz perciben esta como realidad. Si esto es así, el cuerpo claramente no puede ser la única definición del ser humano, y en el entorno virtual y digitial creciente en el que vivimos esto es particularmente importante.

Aunque hoy por hoy todo esto sean nociones que aún pertenecen al reino de la ciencia-ficción, son cuestiones que el avance tecnológico va a empezar a poner frente a nosotros, igual que cada vez nos lleva a cuestionar más la definición biológica del ser humano como cuerpo. No en vano, la ciencia-ficción es la reflexión de una sociedad sobre cómo ve su futuro más o menos cercano, y ello trae a colación precisamente aquello que viene de camino. Y lo que está claro es que la fusión con la máquina y el avance en la digitalización y construcción de inteligencias artificiales va a continuar avanzando, no en vano las Google Glasses ya están a punto de introducir internet en el mundo cotidiano que tenemos delante y, detrás de ellas, vendrá la realidad aumentada.

Es importante comenzar a plantearse estas cuestiones, y entender que las definiciones y formas de entender el mundo que hemos heredado del pasado pueden dejar de ser aplicables en el futuro. Ya vivimos en un mundo de cyborgs, en unas décadas probablemente vivamos en un entorno donde la definición de persona sea aún mucho más complicada. ¿Qué clase de límites consideramos apropiados? ¿Dónde se ponen las barreras? ¿O, simplemente, damos la bienvenida a cualquier forma de inteligencia a una nueva familia transhumana?

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿cuales opinas que son los límites?

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