Con estas palabras comenzó su discurso Mariano Rajoy ante el Pleno del Congreso. No una, sino dos veces.
Lo que normalmente no pasaría de ser motivo de broma y burla, en este caso tiene más trasfondo. Obviamente, un lapsus lo tiene cualquiera… pero no dos veces seguidas.
¿A qué se debe? Uno esperaría que alguien recién llegado al Gobierno cometa un error así, es cuestión de falta de hábito. En este caso ha pasado más de un año en el poder, el hábito ya debería haber cambiado. Sin embargo, aquí hay una cuestión a considerar: Rajoy ha evitado al máximo sus comparecencias en público y ante el Congreso, es lógico que no haya cambiado su hábito porque no ha tenido ocasión, oculto tras su pantalla.
Hay una segunda cuestión a considerar… ¿acaso no es él el Presidente del Gobierno? Obviamente, el título lo tiene, pero basta con ver las noticias un par de días para ver que la que lleva los pantalones en esta relación es Angela Merkel. Como mucho, como parientes importantes, el Banco Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Pero ella manda. Así pues, bien podríamos no sorprendernos de que salude a la Presidenta del Gobierno de verdad, aunque se habría equivocado de género.
¿O acaso es cuestión de su técnica de resistencia? Está tan habituado a dejar que sean otros los que den la cara para anunciar las malas noticias, que ya directamente pretende que creamos que hay un misterioso Presidente al que culpar. No sería sorprendente de un Presidente que dió una conferencia a través de la pantalla de una televisión.
Como es lógico, todo esto es hasta cierto punto broma. Un lapsus es un lapsus, y ver más en él es hasta cierto punto conspiranoico. Pero no quita que, hasta cierto punto, algo hay de cierto de las tres razones. No podemos tener un Presidente que no esté habituado a hablar como tal, cuya estrategia principal sea aguantar y diferir la responsabilidad, y que acepta órdenes de otros poderes. Y, lamentablemente, hasta cierto punto, lo tenemos.
Así que la escena es para reír… por no llorar.
Costán Sequeiros Bruna
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