La historia de Reino Unido es una historia convulsa. Reinos divididos y enfrentados, uniónes y desuniones, intrigas… que finalmente llevarían a la progresiva unificación de la isla a partir del siglo XVI (Gales) y XVII (Escocia e Irlanda). Es así extrañamente contradictorio que, siendo la británica la democracia más antigua que existe en el presente, su formación como Estado unitario en realidad es relativamente tardía si se la compara con otros países europeos. Pero para cuando llegamos al siglo XX las islas ya forman una controvertida pero antigua unión, una que sin embargo se encuentra sacudida por profundas divisiones que se manifestaron duramente durante toda la historia del IRA, por ejemplo.
Y una de las piezas que garantizaba el continuo proceso de unidad de las islas era la Unión Europea. Si bien Reino Unido se unió a la misma entre las reticencias de muchos de los miembros (incluído el veto de la Francia de De Gaulle), y siempre sería el bastión del euroscepticismo temprano en la misma, esta unión sirvió para afincar buena parte de las divisiones internas del Reino. La división de las dos Irlandas desaparecía en muchos sentidos debido a que la frontera entre ambas se volvía inexistente dentro del espacio común europeo. La tensión con Escocia desaparecía en la medida en que Escocia es una de las regiones más europeístas.
Todo eso empezó a cambiar con el crecimiento del deseo de salir de la Unión en Reino Unido, de mano del partido UKIP. Esto llevó a un primer referendum en Escocia donde el norte escogía si irse o no de Reino Unido. Uno de los principales argumentos que evitaron que saliese el “si” a la independencia escocesa fue que, de abandonar el Reino Unido tendría que solicitar la adhesión a la UE y Reino Unido, siendo uno de sus integrantes, tenía derecho de veto (la inclusión en la Unión tiene que ser por unanimidad). De modo que si Escocia se salía de Reino Unido no podría entrar a formar parte de la Unión Europea. No fue el único argumento, pero sin duda fue uno de los de mayor peso en el lado unionista.