El viernes pasado se entrevistó en La Noche 24 Horas a Pablo Iglesias, líder ahora oficial de Podemos. Como un par de personas me han pedido un comentario, pues vamos a ello. Comenzaré por retomar algo que ya he dicho en el pasado: a mi no me gusta Podemos. Me gusta mucho de lo que dice y en gran medida estoy de acuerdo con el fondo de sus propuestas, pero en su momento critiqué fuertemente la forma en que se estaban haciendo las cosas. El tiempo, a posteriori, ha demostrado que algo de razón pude haber tenido, pero también que me he equivocado.
La critica al personalismo sigue siendo vigente: Pablo Iglesias sigue siendo el alma visible de Podemos, y usa esto muy efectivamente en términos tácticos (como en el “chantaje” que supone anunciar que si no sale su opción elegida en sus debates constituyentes, dejaría el partido). Aun cuando el círculo de personalidades sea un poco más amplio que solo Iglesias (Errejón, Monedero, etc.), la predominancia del actual dirigente sigue siendo demasiado fuerte para un partido que aboga por la emergencia de abajo hacia arriba y la transversalidad y peso de los círculos y la sociedad civil implicada.