Dirigida y protagonizada por Michael Moore, este documental narra la participación de los bancos americanos en la política y en las reformas que llevaron a que, eventualmente, la presente crisis económica barriese el mundo. Es cierto que se centra mayoritariamente en los Estados Unidos y lo que a ellos se refiere, y muchas cosas son diferentes en Europa u otras partes del mundo, así como que tiende a buscar una buena dosis de escenas “dramáticas” y efectistas que le restan seriedad al documental, pero aún así vale la pena. Incluye desde muchas de las caras importantes y sus relaciones con la banca, a las votaciones en el Senado o Congreso relevantes, las diferentes posturas, la lucha de clases, etc.
Quizás lo más interesante, en este sentido, es el llamamiento final (la moraleja del documental) a la acción ciudadana. Sea en Estados Unidos, España, Méjico o Zimbabwe, un gobierno y un sistema depende de sus ciudadanos (la famosa legitimidad). Sin ellos, no tiene poder, ni capacidad. Por tanto, si los ciudadanos dicen “basta” y se movilizan, grandes cosas pueden ser alcanzadas.
En ese punto nos encontramos hoy en día. Ciudadanos y sistema fueron de la mano durante muchos años después de la Segunda Guerra Mundial, y el crecimiento de las clases medias en los países del “Primer Mundo” fue espectacular. Pero, tras la crisis del petróleo de los años 70 y el triunfo del neoliberalismo, eso se ha acabado. Mercado, empresas financieras y clases pudientes se separan cada vez más de las clases medias y bajas, que ven empobrecida su situación tanto como los otros ven la suya enriquecida. De continuar así, esto tendrá muy graves consecuencias, probablemente ni siquiera en demasiado tiempo.
Requiere, por supuesto, cambios en los modelos de valores, en la forma de pensar (como dicen varios personajes en el documental), pero sin esos cambios el sistema se dirige a un caos y una confrontación digna de los tiempos en que Marx documentaba la lucha entre proletarios y capitalistas. Y uno, a estas alturas del cuento, esperaba (quizás ingenuamente) que hubiesemos evolucionado desde ese punto.
En cualquier caso, un documental entretenido, que vale la pena ver, y que levanta muchas cuestiones y planteamientos acerca del mundo en el que vivimos, y de aquel en el que nos gustaría vivir.
Costán Sequeiros Bruna
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