Esta es una serie muy interesante, que gira en torno al mundo de los publicistas en la década de los 60. Sin una trama muy importante como tal (no hay crímenes, ni grandes giros argumentales, ni ningún artificio de guión), nos mete de lleno en la descripción de cómo era la vida americana en una de las décadas más importantes del siglo XX. Por ello, contiene muchas cosas interesantes sociológicamente.
Primero, y más obvio, es un buen vistazo al funcionamiento de la industria de la publicidad y cómo lentamente se va transformando de paradigma. Esto se debe a que la publicidad en los años 50 se basaba sobretodo en enseñar el producto y decir para qué servía, y lentamente a partir de los años 60 eso va a ir dejando paso a la publicidad más actual que se basa en las emociones, en la creación de necesidades, en la construcción de identidades y valores, etc. A parte de que, obviamente, el propio funcionamiento de la industria en si (las reuniones de trabajo, los departamentos que existen, etc.) es también muy interesante y está muy bien recreado.
Un segundo vector, también bastante visible, es el de la liberación de la mujer. Asistimos a la década en que las mujeres están comenzando a salir del mundo laboral femenino (las secretarias) y de las cocinas de sus casas, y se están muy lentamente incorporando al mundo laboral completo. Y, a través del personaje de Peggy Olson, la serie nos va mostrando las dificultades, el machismo imperante en la sociedad, las discriminaciones conscientes e inconscientes, etc. A través del resto de personajes femeninos, especialmente Beth y Joanne, lo que nos hace es construir las identidades de todas las otras versiones de la mujer de la época, y del lugar que debían ocupar, cómo se debían relacionar, etc. Así, describe muy bien el papel que tienen los matrimonios, los divorcios, el lugar de la mujer como soporte de la casa pero ausente en el trabajo, la sumisión, etc. Y también, a traves de capítulos concretos, hay un muy buen vistazo hacia la otra principal redefinición de los roles de genero, que es la homosexualidad.
El tercer vector es dificil de ver porque no gira en torno a él la serie, y precisamente ahí estriba lo bien hecho que está. Es la década de la gran lucha social de los negros contra la discriminación, y en cambio ellos son prácticamente invisibles porque lo eran en su sociedad. Muy pocos personajes negros aparecen, y siempre en lugares y posiciones muy concretas, pero si que hay una muy buena construcción del lugar que la sociedad le deparaba a los negros a través de lo que hablan los personajes blancos en algunos momentos. Así, la raza no está presente, y al no estar, resulta un perfecto reflejo de la sociedad de la época.
Junto a esto habría que sumar multitud de otras dimensiones menores como es la política, la descripción de la vida en la ciudad comparada con la de los suburbios, el alcoholismo, las diferencias entre la Costa Este y la Oeste, la introducción de la televisión, etc.
Todo esto lo que nos permite es ver la evolución desde los años 60 hasta la actualidad, desde el momento en que se comenzó a construir nuestras identidades modernas hasta ahora. Y esta mirada lo que nos revela, primero de todo, es que inevitablmente hemos avanzado mucho (especialmente si tenemos en cuenta a España, que en los 60 aún estaba más atrasada en muchos aspectos que Estados Unidos): la integración de las minorías, la redefinición de los roles de género, el papel de la sociedad civil, etc. Pero también existe otra cara en la moneda y es que, por mucho que hemos avanzado, aún queda camino por delante, y muchas de aquellas luchas deben seguir siendo luchadas hoy en día. Quizás hoy muchos ya no miren con sorpresa que una mujer se siente en la junta directiva de una empresa, pero seguro que muchas de ellas cobran menos que sus contrapartidas masculinas; y desde luego el tema de la discriminación racial ya no es un tabú invisible, pero sigue habiendo que trabajar mucho para la integración de las minorías y de los inmigrantes. Así, como reza el poema de Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Y, sin embargo, pese al mundo de cambios acelerados en el que vivimos, a menudo únicamente volviendo la vista atrás en el camino podemos ver hacia dónde estamos yendo y cuánto trayecto nos falta.
Costán Sequeiros Bruna
Y a ti, ¿qué te parece esta serie?