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Juego de Tronos y la Sociología

A menudo, parece que la sociología sólo sirve para sesudos textos que analicen sistemas políticos, instituciones, dinámicas demográficas, o colectivos desamparados. Sin embargo, hay muchas más caras de la sociología, una por cada faceta que tiene la sociedad. Ya os colgué hace un tiempo un ejemplo de la sociología de la literatura con mi análisis de Neuromante, hoy toca hacer sociología de la televisión y de la literatura a la vez, echando un ojo a Juego de Tronos.

Empezaré admitiendo, para que no haya confusiones, que no soy muy amigo de Juego de Tronos. Dejando de lado su estilo narrativo y otras cosas, una de las razones principales de ello es que sociológicamente es un sistema político imposible. No se ha dado en la historia, y no se ha dado por razones importantes. A primera vista, parece un reflejo más o menos mágico de la Edad Media, pero falta uno de los pilares principales que explica la Edad Media.

Ese periodo histórico se construye, básicamente, sobre dos números: el uno y el tres. Hay un Dios, pero es trino; hay un Reino, pero se divide en tres estamentos. La religión da sentido a la realidad de la época hasta el extremo de que el término Europa se rescató en el siglo XVIII para darle un nuevo nombre, no religioso, al de cristiandad que era el que se usó a partir de la Edad Media. Es más, es una única religión la válida: el catolicismo; las demás, o son herejías, o aún no han surgido, o son paganas.

La Iglesia es un poder central precisamente porque ella da sentido al mundo de la gente que habita en la Edad Media. Ella explica por qué son las cosas, y qué procesos deben seguir, según los misteriosos designios divinos. Y es importante que haya un único Dios, porque implica que sólo hay una verdad: única e indisoluble. Dudar de la verdad de la Iglesia, es enfrentarse a la Inquisición, pero incluso más, es llevarle la contraria al sentir y entender de la gente de tu época. Es ser un paria social.

La sociedad, así, se construye con un pilar de verdad central que es la verdad católica. Y es que toda sociedad constuye unos dioses a su imagen y semejanza, de modo que el dios cristiano medieval (tan centrado en el Antiguo Testamento) es el reflejo de la sociedad medieval. Su voz, temible, es innegable, y llevarle la contraria impensable.

Ahora, regresemos a Juego de Tronos. ¿Dónde está la Iglesia? Básicamente, ausente. La religión principal tiene Siete Dioses, reflejo de los Siete Reinos. Un mundo con más de un Dios, admite más de una verdad, y por tanto es un mundo de relativismo real e ideológico. La monarquía, igual que la mayoría de los imperios, se asientan sobre la no-relatividad, sino en la uniformidad de los súbditos debajo de su Rey. No puede haber siete dioses porque sino, harían falta siete reyes… Y la fé en los Antiguos Dioses socavaría la Autoridad Real, sería un paganismo o herejía inaceptable para un orden donde todo esté guiado por sus patrones establecidos… entre los cuales no se incluye la posibilidad de opiniones alternativas sino es bajo castigo del fuego. ¡Y aún hay más religiones en Westeros que esas dos principales!

El mundo de Juego de Tronos, por tanto, no se sostiene. La Iglesia si aparece, tímidamente en el cuarto y quinto libros. Pero en la edad media, la Iglesia no es un elemento tangencial o pequeño, es un elemento central en la forma de entender la vida de la gente. Cualquier serie histórica de la época, desde los Tudor, a Los Pilares de la Tierra o nuestra propia Isabel cuenta con la Iglesia como uno de los actores principales de modo innegable. Y Juego de Tronos no. Esto hace que, en realidad, mucha de las lógicas por las que los caballeros hacen las cosas, en realidad no tengan sentido en Juego de Tronos. ¿Cómo mantener un Reino unido cuando tus súbditos no entienden el concepto de unidad como central en sus vidas? ¿Cómo construir la legitimidad, cuando no tienes un Papa que de la bendición de los cielos a las acciones de los reyes o de los pretendientes? Y así, hasta el infinito.

Por tanto, un vistazo sociológico a una única de sus dimensiones nos revela que, en realidad, Westeros tiene mucho más de ficción de lo que su carcasa puede parecer. Así la sociología, en este caso con ayuda de la historia, nos permite ver y entender mejor aquello que vemos. ¿Es peor Juego de Tronos porque su mundo social no sea coherente con lo que debería? A mi me lo parece, me lo hace menos realista, pero seguro que hay mucha gente a la que le parecerá fantástica esa “parte mágica” que implica que el mundo funcione con lógica medieval cuando no tiene los engranajes para ello. Eso, como siempre, queda a discreción de cada uno, la sociología lo único que hace es levantar ligeramente la manta para ver cómo funciona la máquina que hay debajo.

Costán Sequeiros Bruna

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