Todos fantaseamos con el poder de leer las mentes de los que nos rodean, con saber sus pensamientos, sus deseos, y sus opiniones. En el fondo, creemos que con ello podríamos conocernos más y conocerlos a ellos. Pero lo cierto es que eso sería más próximo a una maldición, porque las mentes de las personas contienen cosas que no deseamos saber de ellas… y de nosotros mismos.
Y la prueba es que existe una pregunta (si, de nuevo mi teoría de las preguntas con poder) que muy raramente se formula en ninguna de sus formas: ¿qué opinas realmente de mi?
La razón de ello es sencilla. La pregunta obliga a que el otro te diga (si es sincero, sino no tiene sentido preguntarla) tus defectos y tus virtudes, y la autoestima no es amiga de que le digan verdades a la cara. Así que la evita, para evitar sufrir daños que no sabría tatar, por ser verdades que ella misma en el fondo conoce. ¿O cuantas personas conocéis que le hayan hecho, de verdad, esta pregunta a alguien?
La máscara, el medio de protección básico de nuestra autoestima, es la que se encarga de que esta pregunta nunca aparezca. Porque, básicamente, esta pregunta solicita a la otra persona que sea capaz de ver más allá de la máscara, a nuestras debilidades y miedos, y que los haga visibles y claros, donde no podemos negarlos. Y eso es justo lo que va en contra de la máscara.
Sin embargo, esto tiene otra cara, porque a su vez es una pregunta que genera miedo en quien la recibe, que se ve forzado a enfrentarse con sus verdaderas opiniones sobre el que la formula y ajustar sus pensamientos y actos sobre el mismo (ya discutimos acerca de la disociación cognitiva en otro post, ¿recordáis?), y puede llegar a la conclusión de que ha errado por completo en su relación con el otro. Además, es a la vez un examen para quien la recibe, que ignora realmente la respuesta que el otro desea oir, o incluso si su análisis sobre el otro es mínimamente correcto (o se acerca a lo que el otro cree que es verdad).
Por todo esto, existe una complicidad entre ambas personas para no tratar esta pregunta, para permitir que ambas máscaras convivan con paz y tranquilidad en su mundo de mentiras pactadas. La próxima vez que veáis una película sobre un super-héroe con poderes para leer la mente, preguntaros ¿vosotros realmente querríais saber todo lo que piensa de vosotros el que esté viendo la película a vuestro lado? ¿Deseáis la verdad, o la feliz comodidad de la ignorancia?
Costán Sequeiros Bruna
PD: domo arigato, Anarkyn-san, por tus ayudas e ideas.
Estos son los comentarios del antiguo blog:
Y tú, ¿qué opinas?