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El contrato social se ha roto

contrato socialSi echamos un vistazo atrás al siglo XVIII nos encontramos con que ruedan las cabezas de reyes y poderosos. En el XIX se destruyen fábricas y se montan sindicatos muy duros para luchar por condiciones laborales más justas. Es en el caldo de cultivo de esos fuertes conflictos entre la clase obrera y la clase dominante (y más si añadimos conflictos paralelos como la lucha feminista o contra el racismo) que surge la noción de crear un contrato social que permita garantizar lo que por aquel entonces se llamaba la “paz social”.

La idea del contrato, nunca firmado expresamente pero si presente en las obras de muchos autores, era que entre todos nos encargamos de apoyarnos y construir algo conjuntamente. Y que lo haríamos en la medida de nuestras posibilidades. En Europa, evolucionó más que en Estados Unidos, llegando a la idea de los Estados del Bienestar.

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Cooptación y corrupción

cooptacionEn los post sobre la historia, el funcionamiento y el futuro del capitalismo, uno de los conceptos que surgió y no había sido explicado antes en el blog es el de cooptación. La cooptación es el proceso por el cual un sistema, en este caso el capitalismo, adopta y absorbe las ideas y elementos que son críticos con él mismo de cara a neutralizarlos. Se llama así porque la cooptación es (según la RAE) el proceso de elección interna de miembros y captación, de modo que en este caso se usa como forma de designar la entrada de sistemas ajenos en el interior del propio. Dicho así suena muy complejo, así que vamos a usar unos cuantos ejemplos primero.

Las ideas se pueden cooptar de muchas formas. Cuando una idea es crítica con tu sistema, por ejemplo el comunismo para el capitalismo, una de las formas de cooptarla es adoptar algunos elementos menores del mismo como forma de reducir su deseabilidad; el Estado de Bienestar bien podría ser un ejemplo de esto, ya que algunos elementos de control económico estatal se introducen en el mundo del libre mercado. Pero también se pueden neutralizar transformándolas en productos capitalistas. Si de pronto alguien entra en Zara y se compra una camiseta con la hoz y el martillo para demostrar lo comunista que es, lo que en realidad se ha hecho es transformar una ideología contraria al capitalismo en un producto válido para el consumo capitalista, una camiseta de venta en una gran superficie.