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Análisis del Discurso de Navidad del Rey

Aunque no soy muy amigo de analizar discursos que suelen ser más bien campañas publicitarias y espacios para los mensajes más o menos predefinidos, creo que vale la pena echarle un vistazo al discurso del Rey de anteayer. A lo largo del mismo, corto pero claro y directo con los puntos de importancia, Felipe VI aborda básicamente cinco dimensiones, dejando traslucir una sexta en distintos momentos dispersos por el discurso. Veamoslas, pues, una a una:

El primer punto, sin sorpresas, es la corrupción. En este sentido, el Rey no ha aportado nada novedoso: la importancia de la justicia y las leyes para todos en la lucha contra la corrupción (hermana incluida), la corrupción muy visible de algunos líderes políticos que dañan la imagen de todos, y la honestidad de gran parte de los servidores públicos. Su solución: una regeneración democrática y un refuerzo de los valores que todo servidor público debería tener para llevar adelante su labor con eficacia y honestidad, donde servir al bien común sea el fin a conseguir y no enriquecerse al hacerlo. Todo correcto, pero nada especialmente novedoso u original.

La segunda cuestión, que él considera central, es la economía. Los números macroeconómicos van bien, lo cual debería posibilitar que, con trabajo y esfuerzo, se vaya saliendo de la crisis (sin fecha de salida, eso si). En este sentido, un mensaje optimista bastante cercano al del gobierno y al cual se le podrían objetar problemas como la calidad muy baja de los nuevos empleos (a lo cual hace una muy breve referencia), o el hecho de que las grandes cifras todavía no han comenzado a dar resultados en pisos más microeconómicos, en la economía de muchas familias.

Aunque pasa rápido por el tercer punto, si creo importante destacarlo porque hay implícita una crítica a la gestión del gobierno: la defensa del Estado de Bienestar en su defensa de los más desvalidos. En este sentido, concuerdo con su apoyo a la enorme labor que han llevado adelante los actores de la sociedad civil para proteger a los más débiles (las RSP por ejemplo) e implícitamente se destaca que el gobierno no lo ha hecho (de hecho, en mi opinión, debería haber sido más crítico en este punto).

Cataluña sería el cuarto punto, y creo que lo aborda desde una perspectiva no nueva pero si poco vista en los medios oficiales: la importancia de la identidad. La crisis en torno a Cataluña ha antepuesto la lucha de una identidad catalana contra una legalidad española, en un choque de trenes del cual aun no hemos salido. Felipe VI en este caso pone el acento en el punto clave donde probablemente se podría entrar en un diálogo honesto y más fructifero: la existencia de una identidad común que respete las diferencias de cada una de sus partes. Una labor que parecía conseguida hace unos años y que, cada vez más, muestra más y más fracturas.

El quinto y último punto abordado explícitamente por el Rey sería la estabilidad política, claramente relacionado con la Constitución. Aunque defiende una regeneración democrática, pone el énfasis también en la importante labor que la Constitución realiza de cara a garantizar una paz y estabilidad política que, en nuestra historia, es casi una rareza. Habla de la alternancia de partidos, del imperio de la ley, etc. Y son puntos de los que no se puede estar suficientemente orgulloso, aunque creo que él fue un poco tibio de más en este punto. Los partidos tradicionales españoles se encuentran en profunda crisis (especialmente PP y PSOE) y necesitamos modelos nuevos de interacción democrática donde una sociedad civil muy activa tenga espacio real de acción. Aunque pueden interpretarse algunas de sus palabras tenuemente en este sentido, creo que el discurso es demasiado débil en ese flanco.

Finalmente, hay un último punto que no aborda como bloque en ningún momento pero si sale a relucir en numerosas ocasiones: la proyección global de España. En este sentido, la visión que transmite el Rey es la de que es una pieza importante del campo de las relaciones internacionales, en el cual España tendría una labor que hacer (no en vano entramos ahora en el Consejo de Seguridad de la ONU). Pero, más allá de eso, hay una importante defensa de los valores de Europa y la necesidad de Europa para construir el futuro de España lo mejor posible. Y eso es valiente, en la medida en que parece que recientemente renta más ser antieuropeo que proeuropeo.

El-rey-Felipe-VI-comparece-ant_54422781571_51351706917_600_226Quizás el flanco más débil que ha tenido el discurso ha sido el de intentar hacerse sentir como alguien cercano. Una figura política, alejada del día a día de la gente, raramente va a conseguir sentirse como uno más, pero en el marco de un discurso institucional mucho menos. Así, pese a las referencias como “entrar en nuestras casas” o al cariño que le han mostrado los españoles, creo que no consigue ni de lejos romper la barrera que impone la pantalla de televisión, especialmente por lo formal de las formas que pone en pantalla (sentado, banderas y fotos de familia, planos más o menos alejados) que refuerzan esa apariencia institucional y distante.

En resumen, supongo que como discurso no ha estado mal. Ha estado la mayor parte del tiempo en terrenos más o menos comunes pero ha habido algunas referencias ocasionales a cosas con más carga de fondo. La imagen global que describe con sus palabras es, sin duda, optimista (al fin y al cabo, mal iríamos si no intentase generar ese optimismo nuestro propio Rey en Navidad), pero un optimismo como herramienta para enfrentarse a los numerosos retos de gran profundidad que tenemos delante.

Él está seguro de que saldremos adelante, por mucho que parezca que haya gente que se esfuerce día a día para evitarlo (el PP en especial). Veremos por dónde avanza la historia, aunque he de reconocer que como discurso, sin ser brillante, el discurso del Rey ha estado medianamente acertado.

Costán Sequeiros Bruna

3 replies on “Análisis del Discurso de Navidad del Rey”

Muy bueno Cos.

Para mi, en el quinto punto del mensaje del Rey, en su defensa de la estabilidad política y de su eje jurídico-vertebrador, este es, la Constitución del 78, se esconde un claro mensaje implícito con el objetivo de persuadir a los votantes para que se alejen de la tentación de votar Podemos, el principal vector ascendente de poder. No obstante, el Rey ha sido muy cuidadoso en tal mensaje, pues es de suponer que en Zarzuela sabrán de sobra que cualquier mención negativa a esta formación o una alusión a los populismos en sentido también negativo es un recurso perfectamente rentable (y buscado) que Podemos capitalizará eficazmente como propaganda (utilización del “enemigo” como elemento propagandístico) y que a su vez, actuará como contra-propaganda para el denominado “Régimen del 78”.

Lo pensé cuando vi el discurso, pero no acabo de estar del todo seguro de que vaya en ese sentido. Desde luego, es una de las posibilidades muy claras de lo que está diciendo, especialmente cuando habla de la eficacia de la Constitución en el tránsito entre un partido y otro, pero también podría leerse como la importancia de las instituciones por encima de los partidos que las ocupan. Así que, como no estaba claro cómo interpretarlo, lo dejé fuera, pero desde luego estoy de acuerdo con que esa es una de las más probables interpretaciones.

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