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Sociología

La Desviación Social

Estudiar la desviación social de los individuos es algo muy complejo que ha llenado libros y libros de sociología, psicología social, psicología y más. ¿Quien es un desviado? ¿Quien no lo es? ¿A quien sirve esto? Pese al tiempo que ha pasado desde que lo enunció, el modelo de Merton sigue siendo de los mejores a la hora de analizarlo. Echémosle un vistazo.

Para entenderlo, primero hay que entender el modelo de sociedad que concibe Merton. Él es un funcionalista, de hecho el último gran funcionalista, lo cual significa que tiene una visión de la sociedad donde lo que prima es la estructura más que los individuos. En su cosmovisión, cada elemento de la sociedad tiene una función dentro de esta como si fueran las piezas de un gran puzzle que encajan entre si (el fútbol genera diversión, la economía genera empleo y maneja la riqueza, etc.). Merton critica mucho este modelo y lo modifica, es cierto, pero para el análisis de la desviación dejémoslo en que tiene una visión tal como la he descrito aunque no sea del todo así.

En esta sociedad donde importa la estructura y la función, la sociedad asigna a cada individuo una serie de objetivos en la vida que alcanzar y, a aquellos que lo logran, les otorga status y prestigio. De hecho, hace una crítica muy seria a la sociedad de su época (mediados del siglo XX) al decir que, básicamente, los objetivos sociales se habían reducido a hacerse rico, independientemente de la posición inicial de cada uno, lo cual generaba mucha tensión en muchas de las capas sociales, más lejanas de ese objetivo.

A estos objetivos, la sociedad les crea una serie de caminos legítimos para alcanzarlos. Así, para hacerse rico uno puede ser un deportista de éxito, o estudiar una carrera, o montar una empresa, etc. Todos estos caminos se consideran legales y válidos y responden a las funciones que la sociedad necesita que se cumplan en una sociedad (necesita deportistas para los equipos, licenciados para los hospitales, empresarios para competir, etc.).

Así que la clave de su modelo de desviación es la siguiente tabla, donde las “+” significan aceptación y las “-” significan rechazo:

En este modelo, los Conformistas son la única gente no desviada. Aceptan los fines que la sociedad establece para ellos, así como los medios que la sociedad dice que hay que seguir para obtenerlos.

Los Ritualistas sólo aceptan los medios, los procesos, pero han abandonado los objetivos. La imagen clásica de los ritualistas son los burócratas, que se sienten cómodos y realmente no intentan hacerse ricos con sus trabajos, sino que simplemente los repiten y obedecen las leyes y reglas ciegamente.

En el lado opuesto están los Innovadores, que son aquellos que, en su impulso por obtener los fines establecidos están dispuestos a saltarse todas las normas. El típico criminal es un ejemplo de un Innovador, al aceptar los objetivos (acerse rico) pero rechazar los medios legales y buscarse alternativas. Curiosamente, muchos emprendedores en empresas son también Innovadores, forzando las leyes o yéndose a campos poco explorados para hacerse ricos.

Los Indignados, normalmente llamados Retraídos, son los que han abandonado tanto los objetivos como los medios establecidos para alcanzarlos. Básicamente, aquellos que los americanos llamarían “losers”, los que la sociedad capitalista considera deshechos porque se han rendido y han abandonado todo. Los mendigos son el mejor ejemplo de esto.

Finalmente, están los Revolucionarios, que aparecen como “+/-” porque ni aceptan ni rechazan lo establecido por el sistema: quieren cambiarlo. Pueden aceptar parte de los objetivos pero cambiar los modos de acceder a ellos, o cambiar los objetivos pero estar de acuerdo con los modos, o querer cambiarlo todo, eso no importa pues todos son Revolucionarios. Los indignados que encontramos en nuestra sociedad a menudo, desde el 15-M a Occuppy Wall Street, la Primavera Árabe o los numerosos movimientos sociales de América Latina son perfectos ejemplos de Revolucionarios.

Como véis, este sencillo modelo en realidad incluye una gran profundidad y utilidad a la hora de entender la sociedad, precisamente por su versatilidad. Porque nos permite ver el lugar que ocupa el Che (un Revolucionario, ¡sorpresa!) pero también lo es Stalin o Mao, cada uno revolucionando su sociedad. Igual que un Conformista puede ser el típico norteamericano patriota de película en la misma medida que un ciudadano nazi de otro film o el soviético. El modelo no tiene una moral ni una ética, no es etnocéntrico, sino que se puede aplicar a cada sociedad por diferente que sea en el espacio y tiempo, permitiéndonos entender el lugar que cada ciudadano ocupa dentro del mismo. Incluso puede pasar que un ciudadano sea conformista en un modelo social y, en cambio, en otra sociedad con otros objetivos y medios ese mismo ciudadano encajase en otro lugar (por ejemplo, alguien conformista en la actualidad llevado a la edad media donde el objetivo fuese “ganar tierras” dejaría de ser conformista y pasaría a ser “ritualista” si aceptase aún así las leyes).

Así, con toda la sencillez de un cuadro fácil de entender, podemos ver la enorme complejidad de todas las sociedades y cómo interactúan entre ellas. No por nada, Merton es uno de los mejores sociólogos del siglo XX y, probablemente, el mejor de los funcionalistas.

Costán Sequeiros Bruna

2 replies on “La Desviación Social”

Lo de Merton es inteligente, pero poco útil y realista en estudios empíricos. Desde finales de los 60 está más que justamente criticado

Yep, como todo modelo teórico, a veces es difícil aplicarlo a la práctica. ¿Dónde se fijan los límites entre aceptar o no aceptar los fines sociales, por ejemplo? Es una clasificación artificial y analítica que coge el universo del gris de la realidad, lleno de complejos matices, y lo simplifica a un blanco y negro que deforma la imagen. Pero, al hacerlo, también da herramientas para entender lo que pasa. Muy criticado, si, pero a mi me parece bastante útil incluso hoy en día, como marco conceptual que tener en la cabeza.

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