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Reflexiones personales

Visiones del Mundo

Sabéis que lo mío no son los posts personales, pero he de reconocer que me acabo de encontrar con algo que no esperaba en estos días. Pero me explicaré desde el principio, y dejaré lo personal de lado para hacer el análisis que corresponde, y ya encajará todo mejor. Es probable que a algunos esto os parezca de perogrullo, pero a mi ciertamente me ha costado descubrirlo.

Los psicólogos y los neurólogos han explicado que el cerebro funciona con palabras. Básicamente, articulamos los pensamientos con conceptos, los cuales en el fondo son palabras. Por eso la gente que conoce más idiomas piensa “con más precisión”, ya que pueden aprovecharse de las precisiones, los detalles, y las inflexiones de unos y otros para ser más perfectos en su forma de pensar. Un ejemplo.

En inglés, existe el verbo “to be” que significa, al mismo tiempo, “ser” y “estar”. No tienen modo de diferenciar ambos, como no sea en el contexto. Por tanto, en este punto concreto, se puede decir que un español pensaría mejor que un inglés, ya que puede demostrar más matices y pensar en más detalle sobre esto. Sin embargo, alguien que hablase al mismo tiempo ambos lo haría mejor, pues podría coger la diferenciación de uno, y al mismo tiempo todo lo que implica la unidad del otro, a la hora de pensar en las cosas.

Por ello, siempre pensé que las palabras serían el elemento clave del mundo de lo racional. Si dos personas, pensaba, se encontraban y se disponían a discutir (en el sentido de debatir) sobre un punto de modo racional y no condicionadas (ni drogas, ni alcohol, ni nada por el estilo), eventualmente surgiría un entendimiento. No necesariamente que uno u otro aceptase las posiciones del otro, o surgiese una síntesis de ambas, pero si que al menos surgiría un entendimiento entre ambos. Al fin y al cabo, si ambos son racionales en su argumentar y proceder, eso es lo natural.

Sin embargo, me he encontrado con que hay un elemento igualmente importante en el acto de la comunicación a parte del modo en que esta se produce: los puntos de partida de ambos. Las personas cuando se comunican tienen todo un universo de ideas, de conceptos, de formas de ver el mundo… un universo que, al menos para ellos, resulta sólido y coherente. Y este universo es un punto clave de su personalidad y de su autoestima, y por tanto es celosamente guardado y protegido.

Por tanto, cuando dos personas se encuentran para discutir, esos dos universos son los que se ponen sobre la mesa de discusión. Y aunque ambas personas sean sumamente neutrales y racionales en sus debates, es posible que esos dos universos choquen tanto que la comunicación sea simplemente imposible entre ambas. No es que ambas personas no se comprendan, al contrario, ambas hablan el mismo idioma; simplemente, no hay punto posible de entendimiento pues ambos usan los mismos conceptos de una forma completamente diferente. Lo que para uno puede ser una cosa, para el otro puede ser otra, lo que para uno puede ser una verdad evidente, puede ser una obvia mentira para el otro.

Así, lo que se produce entonces es que ambos cerebros simplemente funcionan en mundos diferentes, que ambos no hablan el mismo idioma aunque lo parezca. Por ello, resulta claro que el idioma es mucho más que las palabras: no es sólo todo lo social que implica a nivel general, sino que se podría decir que hay un idioma para cada persona, variante de un idioma más común o amplio. Enriquece, pues, tu propio idioma cuanto más puedas, pues así será más rico y completo… pero habrá gente que nunca podrás entender. Al menos, no racionalmente, quizás la empatía sirva, pero eso queda para otro post.

Costán Sequeiros Bruna

Estos son los comentarios del antiguo blog:

post 53

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