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Reflexiones personales

Creatividad e inteligencia

Creatividad e inteligencia, dos cosas claves en el mundo en el que vivimos
Creatividad e inteligencia, dos cosas claves en el mundo en el que vivimos

Estos dos conceptos son dos de los pilares centrales de las sociedades en las que vivimos, especialmente en el sistema económico. A medida que avanza la robotización y la automatización, los trabajos más mecánicos y repetitivos van siendo cada vez sustituidos por máquinas más eficaces a la hora de hacerlo. Sin embargo, hoy en día al menos, las máquinas no tienen ni inteligencia ni creatividad.

Y, como sabéis, vivimos en la era de la información, de modo que en el mundo actual lo que más valor tiene es la gestión y creación de información y conocimiento. Unas actividades que requieren profundamente de esos dos atributos y que hoy en día suponen buena parte de los puestos de trabajo mejor remunerados y más seguros, porque son virtualmente imposibles de sustituir por máquinas en el presente.

Pero ¿qué son la inteligencia y la creatividad? En su artículo al respecto, Sternberg muestra que estos dos conceptos son mucho más difíciles de situar y definir de lo que inicialmente puede parecer, hasta el extremo de que psicólogos y neurólogos parecen incapaces de ponerse de acuerdo al respecto. Pero, en general, la creatividad se vincula con la capacidad de crear cosas novedosas, pensar fuera de lo habitual, etc.; por su parte, la inteligencia se suele relacionar con el pensamiento, la cultura, la capacidad lógica y de resolución de problemas, etc.

Ambas dimensiones son centrales en importancia, pero igual que no se ponen de acuerdo a la hora de definirlas, los especialistas tampoco saben bien cómo medirlas o si son la misma cosa o elementos completamente diferentes. ¿Es necesario ser inteligente para ser creativo? ¿Son acaso dos facetas de la misma moneda “pensar bien”? Las teorías varían entre los dos extremos de “son la misma cosa” y “son cosas completamente distintas”, encontrándose en el medio las distintas teorías que tienen que ver con que son cosas distintas pero que se solapan, o que son cosas relativamente similares pero con algunas diferencias de enfoque.

Especialmente interesante es el hecho de que parece que la creatividad no hay una forma eficaz de medirla. Es cierto que los tests de inteligencia están muy extendidos pero también muy criticados, pero hay ciertos consensos teóricos sobre qué cosas se podrían usar para medirlos. En cambio, con la creatividad no ocurre lo mismo, porque cosas como la capacidad de pensar cosas de un modo muy distinto, central para la creatividad, es difícil introducirla en un test que pueda dar un valor fiable de cuánta creatividad es cierta respuesta, u otra.

La creatividad depende del entorno en el que nos encontremos.
La creatividad depende del entorno en el que nos encontremos.

La clave, sin embargo, para mi no estriba en las definiciones o en los tests de los psicólogos sino (¡sorpresa!) en las condiciones sociales de nuestro mundo. Tomemos por ejemplo una empresa, crecer en el interior de la misma normalmente requiere no pensar por uno mismo, sino encargarse de cumplir las órdenes que llegan de arriba del mejor modo posible. Así, en este entorno, la creatividad no tiene sitio donde crecer, aunque la persona sea muy creativa, porque resulta un impedimento a la hora de encajar en la dinámica de la empresa y crecer dentro de la misma laboralmente.

Sin embargo, si cogemos una empresa distinta, que se caracterice por la creatividad de su trabajo y una estructura interna más horizontal, lo que encontramos es que en su lugar, ser creativo es una ventaja competitiva, de modo que sirve para medrar. En este contexto y ámbito, incluso una persona poco creativa se esforzará por serlo, teniendo como resultado que su realidad probablemente sea más creativa que la de la persona creativa en un entorno que no lo facilita.

E igual que se puede hacer por el tipo de instituciones, se puede hacer una distinción en base a la posición que se ocupa en las mismas. Por ejemplo, en el ejército no se prima la creatividad sino la obediencia, porque los soldados tienen que hacer lo que se les encomienda. Y, sin embargo, la mayor parte de los generales más famososo de la historia son aquellos que fueron creativos y supieron cambiar las reglas de la guerra a su favor, siendo aquellos no creativos los que acaban peor. Un ejemplo perfecto de esto lo tenemos en la Segunda Guerra Mundial, cuando la doctrina novedosa y original de la blitzkrieg aplastó sin oposición las doctrinas militares francesas, estancadas en modelos obsoletos y no creativos.

Con esto lo que quiero mostrar es que la creatividad no se posee, sino que como Foucault dice con el poder, se ejerce. Entonces entornos más creativos no solo tenderán a atraer a gente creativa, sino que también fomentarán que lo sean cada vez más y lo desarrollen. Como todo, no se nace creativo, se aprende a serlo.

La inteligencia, por su lado, juega del mismo modo. Hay trabajos que requieren inteligencia y la fomentan, como las carreras científicas, y otros que no la requieren, como poner ladrillos. Esto no implica que quien pone ladrillos no sea inteligente, sino que no se le exige esa cualidad, de modo que en el entorno laboral no encuentra espacio para su desarrollo porque no es una cualidad útil en ese entorno (como mencionaba en el caso de la belleza y las modelos). Sin embargo, a diferencia de la creatividad, hay muchos ámbitos diarios donde se ha ido fomentando la inteligencia (especialmente en términos matemático-lógicos) como son juegos como los puzzles o las adivinanzas. Y otros tipos de inteligencia se ejercitan aún más a menudo, como la inteligencia emocional o la inteligencia social.

Creatividad e inteligencia en distintas facetas.
Creatividad e inteligencia en distintas facetas.

De modo que, aunque como en el caso de la creatividad, la inteligencia se obtiene a base de ejercerla, hay muchos más espacios, ámbitos y momentos para desarrollarla que en la creatividad. Porque, en general, la sociedad del siglo XX se fue construyendo como una sociedad pasiva, y la pasividad es enemiga de la creatividad: ver la televisión puede fomentar la inteligencia porque se esté aprendiendo algo en un documental, pero no puede fomentar la creatividad porque no es interactiva.

Con la llegada del siglo XXI, la realidad está abriéndose y volviéndose más interactiva. Los videojuegos superan en ventas e impacto económico al cine, los programas de televisión aceptan cada vez más la participación del público por distintos cauces, entre ellos las redes sociales, etc. A medida que entramos en un mundo donde la creatividad unida a la inteligencia cada vez importan más, nuevos modos de demostrarla y ejercerla se van desarrollando, aunque aún queda mucho trabajo por hacer.

La escuela, por ejemplo, se sigue basando en un modelo memorístico completamente obsoleto en un mundo donde toda la información la tenemos al alcance de la mano con nuestros móviles. Y sigue habiendo muchos espacios y grupos sociales que premian la conformidad con el grupo, más que la divergencia y la originalidad. Así que, aunque la inteligencia ya se ha asentado como una de las virtudes fundamentales, aún estamos creando el mundo donde la creatividad se pueda encontrar al mismo nivel.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de la creatividad y de la inteligencia?

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