Si en un estadio de fútbol abarrotado, los hinchas animan al mismo tiempo cada uno a un equipo diferente, el grito se escuchará en kilómetros a la redonda, pero pocos podrán entender lo que se dijo. Algo así ocurre con el 15-M: hay demasiadas propuestas, demasiadas líneas abiertas de lucha, y al final todo se vuelve caótico y pierde capacidad de transmitir un mensaje.
A grandes rasgos, se pueden englobar las peticiones en cuatro grandes campos: reformas políticas, reformas económicas, reformas judiciales y reformas militares. Prácticamente abarcan el conjunto de todas las esferas de la actividad humana en la sociedad. Así no se ha pedido la luna, se ha solicitado a la vez todo el firmamento, y mientras unos gritan que Tauro debe estar más a la izquierda, o que no hay que recapitalizar a Capricornio, otros protestan contra la interferencia externa de Piscis, o la falta de transparencia de Alfa Centauro.
Una casa no puede comenzar a construirse al mismo tiempo por todas partes, sino que se comienza por los cimientos. Y, en este caso, los cimientos son el sistema político. Con un sistema político reformado y que responda a las demandas ciudadanas es como se puede proceder a modificar el sistema económico, judicial o militar. Todos ellos, por mucho que a veces no lo parezca, dependen de la política. Por tanto, yo concretaría el grito multitudinario en peticiones concretas, que sirvan como base para construir más peticiones futuras y motor del cambio. Personalmente, yo escogería estas seis medidas:
-Reformar la ley de partidos, de modo que se abran al escrutinio externo y se fuerce a la lucha competitiva en su interior y no al avance por politiqueo interno. Incluyendo una inhabilitación para el cargo para los imputados en casos de corrupción.
-Cambiar la ley electoral, de modo que refleje de un modo más directo y cierto las predilecciones del electorado.
-Establecer un verdadero modelo federal en España que cierre de una vez el debate permanentemente abierto en torno al Estado de las Autonomías.
-Forzar a una vinculación y fortalecimiento de la Unión Europea, que permita construir un modelo político común sólido que pueda poner en cintura al sistema económico descontrolado.
-Separar definitivamente los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y los medios de comunicación (manteniendo la independencia de RTVE), de modo que los partidos políticos no puedan controlar el funcionamiento de todos.
-Finalmente, lo más difícil pero probablemente lo más importante, introducir mecanismos de participación ciudadana directa en el sistema político, vía referéndum, consultas, iniciativas legislativas populares fortalecidas, etc. Incluyendo en esto un sistema de rendimiento de cuentas del Estado ante el Pueblo.
Todas estas reformas construirían un país y un continente más democrático, con un gobierno más sólido y capaz, y más vinculado a los intereses del pueblo y no a los intereses de las élites políticas o económicas. Y con un sistema político fortalecido así, se podrían acometer reformas en todo el resto del sistema estatal, que son importantes pero que es difícil acometer por la escasa legitimidad que tiene el sistema político actualmente. Y sólo con un gobierno fuerte y un sistema legítimo podemos tener la voz y la fuerza necesaria para realizar cambios en el marco internacional y global.
Costán Sequeiros Bruna
Este es el comentario del antiguo blog:
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