En numerosas ocasiones he oído decir tato a detractores del movimiento como a sus propios seguidores que el 15-M no es representativo de la sociedad. Al no serlo, no tendría derecho a presionar y actuar políticamente, tratando de forzar un cambio institucional (o más) en un sentido u otro. Sin embargo, esta posición parte o bien de un manifiesto derecho de desprestigiar y desmovilizar al movimiento, o de la ignorancia, o de un excesivo respeto hacia los demás.
Ningún movimiento social cuenta en su interior con todos los miembros de dicha sociedad. Incluso las masivas manifestaciones en contra de la segunda guerra de Irak contaron sólo con en torno a un 90 % de gente que se mostraba afín a la causa de no ir a la guerra, y ni siquiera todo ese porcentaje asistía a las movilizaciones. Sin embargo, eso no hace que no fuera justo que intentase cambiar la sociedad, pues esa era su función, y aunque fracasase al final en evitar nuestra entrada en la guerra, fue uno de los numerosos factores importantes en el voto de castigo a Rajoy a favor de Zapatero en las siguientes elecciones.