Mi amigo Lucas me ha pedido que escriba un post explicando cómo veo el futuro de la situación europea, y a ello voy. Pero ya adelanto, de entrada, que en la actualidad todo está muy revuelto, y aunque yo de natural soy optimista, las cosas son difíciles de prever (más de lo habitual, que ya es mucho).
Por tanto, empecemos por su primera cuestión: riesgos internos y externos de la UE. La verdad es que ambos están enormemente relacionados, pero no son lo mismo. Los externos, más claros, van a ser el punto de partida de hoy.
Los riesgos externos principales son, sin duda, los económicos en la actualidad. La UE es el mayor mercado del mundo, y sin embargo adolece de una enorme disparidad interna a todos los niveles, que hace que el exterior pueda depredar en sus elementos más vulnerables. El problema es que la solución que se nos vende a los mismos desde fuera es la que surge del modelo neoliberal, que en gran medida es el culpable de la situación actual y cuyas medicinas probablemente sólo sirvan para forzar aún más sus disfunciones a largo plazo. Junto a esto están los problemas que surgen de la escasez de recursos militares (hard power) de la UE, y la desconexión de sus numerosos recursos de soft power estatales, que no están bien coordinados. Y los derivados de las enormes necesidades energéticas que la Unión debe satisfacer desde el exterior.
Este conjunto de riesgos externos crean una enorme presión sobre el funcionamiento de la UE, que lleva a que esta se vea forzada a actuar buscando la eficacia a todo coste, especialmente desde el comienzo de la crisis. Lo cual ha ido debilitando considerablemente la creciente pero débil democracia de la UE (sólo es democrática, realmente, en el Parlamento, pero como este va ganando poder y responsabilidades es un avance de la democracia). La Unión siempre ha estado dividida entre las corrientes federalistas (más Unión) y las estatalistas (menos Unión, más Estados), pero el continuado apoyo de la población a la Unión siempre sirvió de apoyo a los primeros; sin embargo, tras Maastricht los segundos han ido ganando poder hasta que ahora son la voz que más peso lleva. Esto ha llevado a una des-democratización de la UE, y que cada vez más pesen unos países por encima de los demás: el tandem Alemania-Francia siempre fue el motor de la Unión, pero nunca tenía el poder para tirar sólo, como parecen pretender intentar ahora. Junto a esto, la pérdida de calidad democrática dentro de los países (la sustitución de los Gobiernos griego e italiano por tecnócratas no electos es buen ejemplo de esto) no hace más que agravar la situación, que amenaza la legitimidad de la Unión y el apoyo ciudadano. Junto a esto, el que se les preste cada vez menos atención a muchos de los países sólo sirve para generar innecesarias tensiones en el interior de la organización, que serán agravadas si se lleva adelante un modelo de profundización europea al margen (como pretenden Merkel y Sarkozy) de la Comisión y el Parlamento Europeo. Esta deslegitimación, junto con la ausencia de un plan claro y la cada vez menor voluntad de diálogo, son probablemente las principales amenazas internas de la Unión.
La siguiente pregunta es, naturalmente, ¿de aquí hacia donde? Y, como siempre, es la más complicada, porque la sociología es buena analizando, pero mala previendo el futuro. Pero básicamente, yo veo varios distintos modelos posibles como futuro.
El primero, el más trágico, sería un desmantelamiento de la Unión, reteniendo aquellos pocos triunfos que se puedan conservar, mientras Europa regresa a un estado dividido y convulso y acepta que, en un mundo de macro-Estados como China o Rusia, el papel europeo habría llegado a su fin. Algunos países europeos quedarían como medias potencias, pero poco más.
Una segunda posibilidad sería que Europa simplemente se estancase. Es altamente improbable en el mundo de alto cambio, pero podría imaginarse un mundo donde la Unión permanece mas o menos como está, y los Estados se rearman en su interior, dejandola más como un mecanismo de coordinación que una verdadera entidad supraestatal.
El tercer modelo, que parece que es por donde avanza en la actualidad, llevaría a una Europa de dos velocidades, tirada por la fuerza principalmente de los grandes países. Estos, consagrando en el funcionamiento de la UE un poder superior a los demás, usarían el mismo para injerir en los demás territorios, y hacer que el conjunto avanzase según su visión del asunto. Mientras tanto, en el exterior, la Europa de la velocidad lenta probablemente caería en el estancamiento, o incluso es probable que perdiese miembros.
Finalmente, la cuarta posibilidad sería un rearmamento de las instituciones europeístas por excelencia (Parlamento y Comisión) y la evolución en fuerza de las mismas, que llevase al surgimiento de una organización más federal. Los Estados volverían a tomar un papel de equilibrio con las demás Instituciones, y la Unión recuperaría su avance coordinado, aunque probablemente más lento porque siempre se tarda más en avanzar si hay que poner a más gente de acuerdo.
Sin embargo, es importante notar que la Unión nunca ha avanzado en línea recta en su historia, ni es probable que lo haga ahora. Así, lo más probable es que en su desarrollo se introduzcan elementos de las cuatro posibilidades, según los complicados juegos de poder y equilibrios que hay en las Instituciones y en los Gobiernos. La Unión ya ha estado paralizada con anterioridad (por ejemplo, durante la crisis de la silla vacía), ha pasado por fases más intergubernamentales (por ejemplo con Thatcher) y por fases más federalistas (por ejemplo durante la creación del Euro). De ahí que el modelo de la Unión realmente sea tan complejo.
Pero se que decir eso no es mojarse mucho, así que voy a intentar ir un poco más allá. La Unión se está debilitando debido a la injerencia externa (FMI en especial), y a la injerencia no-democrática que ejerce ella misma sobre los países miembros. Su falta de legitimación lleva a movimientos de protesta social y al auge de partidos antieuropeos y extremistas. Al mismo tiempo, precisamente por su debilidad, más gente se va dando cuenta del inmenso papel que tiene la Unión y la necesidad que existe de la misma para solucionar los problemas globales y defender, en la medida de lo posible, nuestros modelos de bienestar. El problema es que demasiados de los políticos y técnicos por toda Europa comulgan con el modelo neoliberal, e implementan medidas dictadas por el mismo. Europa debe encontrar su propio camino, es necesario, con su propio modelo, porque nuestra visión del bienestar no es la misma que tienen los americanos. Y para defender ese modelo la Unión debe crecer y ganar fuerza como conjunto, y coherencia y legitimidad. Debe ganar en democracia. Y con esta construir un modelo económico más unitario, más sólido, más capaz de defenderse por si mismo. La actual batalla por la fiscalidad europea es el principal campo de confrontación de la gestación de este nuevo modelo. Pero, ¿esto es lo que ocurrirá?
Desgraciadamente, no creo que ese sea el futuro en estos próximos dos años o así exactamente. Probablemente Francia y Alemania continuarán presionando y tirando. Pero liderar cansa, y consume recursos, y eventualmente la factura para ambos países será demasiado grande. Eventualmente eso llevará a que sean conscientes de que, desde el principio, la Unión era una Comunidad, un proyecto colectivo. Dos no pueden tirar de 25 si los demás no acompañan. Y, espero, que con el tiempo se reencauce hacia un modelo más federal. Pero eso, obviamente, sólo el tiempo lo sabe.
Lo que está claro es que no hay opción de que no haya Unión y que Europa importe. El Euro no puede caer, la Comisión no puede caer, etc. Si lo hacen, todos nosotros quedaremos relegados a la nada, a ser espectadores de una Historia sin ser protagonistas, sin controlar nuestros destinos. No hay futuro de verdad, para nosotros, sin Europa.
Costán Sequeiros Bruna
Y tú, ¿qué opinas del futuro de la UE?