Desde hace muchos meses, los periódicos están llenos de noticias respecto a la llegada de inmigrantes a Italia, de la operación Tritón de la Unión Europea, las vallas de Melilla y ahora la llegada masiva de inmigrantes y refugiados a través de Turquía y Grecia. Es una realidad compleja que responde a muchas razones, pero aquí voy a analizar las que considero principales. Aunque hablaré principalmente de la situación europea, Estados Unidos bien puede encajar en el molde en buena medida.
La primera es una cuestión clara: la seguridad. Muchos de los refugiados que llegan a las costas europeas lo hacen huyendo de las guerras que asolan sus hogares, esperanzados por la promesa de la larga paz de la que disfruta Europa. Los conflictos en Oriente Medio y el Norte de África son claros en este sentido, pero existen numerosos conflictos en el África subsahariana que actualmente aparecen poco a menudo en la prensa y que son causa de los movimientos desde esas zonas. La promesa de la seguridad europea actúa así como un faro de llamada ante la realidad de falta de seguridad en sus espacios.
La segunda cuestión es una de población. África tiene la tasa más alta de natalidad del mundo y Oriente Medio no le va muy por detrás, Europa tiene la más baja. Así, se produce un movimiento de las zonas donde mayor crecimiento poblacional hay hacia las zonas donde menos se da, favoreciendo así un movimiento en dirección europeo que, en buena medida, es responsable de que los Estados de Bienestar no hayan quebrado ya ante el enorme envejecimiento de la población europea (por mucho que la prensa a menudo diga lo contrario, los europeos necesitamos tanto a los inmigrantes como ellos nos necesitan a nosotros, aunque por diferentes razones).
Tercero hay una clara cuestión económica: Europa es mucho más rica que todos los territorios que la rodean. Así que, ante el paro y la falta de posibilidades de desarrollarse económicamente, una parte de la población decide que es momento de emigrar y buscar la posibilidad de salir adelante mejor en otro lado. No nos llevemos a engaño creyéndonos que es nuevo: Europa lo ha hecho durante siglos, la colonización norteamericana con la llegada de irlandeses e italianos pobres es un ejemplo claro, igual que la emigración española a América Latina primero y ahora a otras partes de Europa buscando trabajo. Somos un continente de emigrantes laborales que ahora recibe también inmigranes que buscan trabajo en nuestro hogar.
Cuarto tenemos una cuestión de democracia y autogobierno. La democracia se considera mundialmente como el único sistema de gobierno legítimo en la actualidad, no en vano países dictatoriales como Corea la incluyen en su nombre (República Popular Democrática de Corea). La ola de la Primavera Árabe es buena muestra del interés de otras zonas del mundo por vivir según la democracia y, hoy por hoy, Europa tiene una de las más sólidas del mundo. Es cierto que, visto desde dentro, los problemas de partitocracia o corrupción son enormes, pero palidecen si se comparan con los problemas que tienen las dictaduras (incluso las más suaves). El resultado es que la idea de vivir en un mundo donde impera el derecho (que, sobretodo visto desde fuera, es igual para todos), donde se puede elegir a los gobernantes y los ciudadanos no están sujetos a abusos arbitrarios del poder es muy atractiva para aquellos que viven en situaciones donde ese no es el caso.
Estos cuatro pilares hacen que se genere un enorme efecto llamada desde Europa y un poderoso efecto huida desde las regiones que la rodean, agravado por las actuales crisis bélicas/terroristas. Pero esto sirve para que se creen mitos muy arraigados acerca de los inmigrantes y los refugiados, fáciles de oir si se escucha a la derecha más cerrada (el UKIP en Reino Unido o Le Pen en Francia son buenos ejemplos, pero Trump en Estados Unidos es quizás el más claro): vienen a quitarnos el trabajo, son asesinos y maleantes, traen droga, quieren acabar con el Estado de Bienestar, no tienen formación, traen enfermedades… Todos estos prejuicios, y muchos más, se unen para crear una imagen distorsionada del que llega de fuera que lo etiqueta como alguien inferior y no deseable.
Pero no nos llevemos a engaño, la mayor parte de estos prejuicios son manipulaciones y mensajes mediáticos de cara a ganar elecciones a través del manejo del miedo.
Los inmigrantes y refugiados no vienen a quitarnos el trabajo, de hecho normalmente se encargan de trabajos de los cuales los propios locales no quieren encargarse (como la recogida de basura o el cuidado de los ancianos). Tampoco van a quebrar el Estado de Bienestar, ya que raramente pueden acceder a grandes cantidades de ayudas y, además, al rejuvenecer la población del país contribuyen a evitar el problema que el envejecimiento supone para la viabilidad del Estado de Bienestar. Muchos de los inmigrantes que llegan lo hacen con bastante formación, simplemente no existen oportunidades laborales correspondientes para desarrollarla en sus países o no están suficientemente remunerads. En cuanto a las enfermedades, drogas, inseguridad… creo que es bastante obvio que de todo ello tenemos más que suficiente si solo contamos a los locales y, de hecho, los que llegan de fuera suelen ser más las víctimas de esas cosas que los causantes de esos problemas.
Europa necesita a los inmigrantes y refugiados y ellos necesitan a Europa. Es una relación simbiótica y mutuamente beneficiosa que nos enseñan a ver como perjudicial cuando no lo es. No solo es justo y adecuado ayudar a quienes lo necesitan, sino que nosotros les necesitamos también, incluso desde una perspectiva egoísta nos interesa su llegada.
Por tanto, lo que Europa necesita es un cambio de mentalidad. Nada de deportaciones, de centros de internamiento, de barreras y expulsiones, lo que necesitamos es aprender a convivir con ellos, interactuar con sus culturas e identidades de igual a igual, sin tratar de imponerles la nuestra solo porque hayan venido aquí. Darles espacio para desarrollarse y contribuir al conjunto y así podremos ver cómo entre todos podemos llegar más lejos de lo que cada uno podamos llegar por separado. Al fin y al cabo, esa era la idea de la que nació la Unión, la idea de que la suma es más que cada una de las partes.
Costán Sequeiros Bruna
Y tú, ¿qué opinas de los inmigrantes y refugiados que llegan a nuestras costas?