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Diversidad, tolerancia y empatía

diversidad, empatía y tolernaciaAyer terminé de ver Sense8 y, antes que nada, recordar que es una serie que merece muchísimo la pena por infinidad de razones. Una de las principales razones es por los valores que transmite y que tan bien se notan en sus numerosos discursos y diálogos entre personajes, como los que usé para ejemplificar el post sobre las indeterminaciones en la narrativa.

Si nos vamos al núcleo, Sense8 es una serie sobre el amor, no en vano el último capítulo se titula Amor Vincit Omnia. Pero no amor romántico adolescente de película, sino la diversidad de tipos infinitos de amor: romántico, de amistad, amor por la humanidad, etc. Y esto es lo que nos lleva al tema del post de hoy: tolerancia, diversidad y empatía.

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Desglobalizar o el poder del miedo

desglobalizarAbrimos las noticias y el mensaje desde hace unos años es claro: lo global es malo, lo global es peligroso, lo global amenaza nuestro estilo de vida milenario… así que, en todos los rincones del mundo se alzan las voces que claman por dividir lo que se ha unido (Cataluña, brexit, incluso parece que los independentistas de California quieren separarse) mientras que otros claman por aislarse de los demás (Trump y su muro, la extrema derecha europea, el muro de Israel).

Todos estos movimientos tienen en común el punto de partida: el miedo a los demás. Te quieres separar porque tienes miedo de que el conjunto amenace tu estilo de vida tradicional, pones muros porque tienes miedo de que la inmigración amenace tu identidad o tu trabajo, etc. No importa que no tenga razón de ser, ni lógica ni sentido, el miedo es así, es irracional. Así que procedemos a intentar desglobalizar, a balcanizar el mundo en defensa de un mundo pasado que se veía como más puro, más independiente, más real y deseable. Pero eso es una mentira.

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Xenofobia y emigración

xenofobiaLa xenofobia es el odio/miedo a lo distinto, a lo diferente a nosotros. Por tanto, se basa en la distinción entre un nosotros definido en torno a un nexo común (nosotros los españoles, nosotros los blancos, nosotros los del Sporting, etc.) frente a un otro que representa a todos los demás (ellos los extranjeros, ellos los de color, ellos los de otros equipos, etc.). A ese ellos colectivo se lo divide en distintos grupos (ellos los de África frente a los Europeos, ellos los negros frente a los amarillos, ellos los del Bacerlona frente a los del Madrid, etc.) y a cada uno se le asignan valores desde el nosotros (los de África son unos pobres frente a los Europeos que son gente digna, los negros son peligrsos mientras los amarillos tienen ese misticismo oriental, los del Barcelona quieren partir España mientras los del Madrid son unos fachas centralizadores, etc.).

El resultado, así, es que construimos estereotipos y los aplicamos sobre los demás, sin tener en cuenta que esos estereotipos encajen con la realidad de esas personas o del mundo. Esos estereotipos pasan a formar luego parte de la sociedad en choque con otros estereotipos (“los del Barcelona no son independentistas, esos son los del Athletic de Bilbao!”) en busca de formular cómo se ven a los demás, y los estereotipos dominantes se insertan en la estructura al pasar a ser reproducidos por los medios de comunicación, la escuela, etc.

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Los outsider y la comprensión de nuestra sociedad

outsider 1Los outsiders son una figura muy presente en la sociología, una para la cual yo personalmente no encuentro una traducción adecuada al castellano. Vienen siendo esas personas que habitan en el interior de una sociedad pero no comparten ni sus ideales ni su forma de entender el mundo ni se relacionan con los demás en los términos que son considerados como “normales” dentro de la misma. El resultado es que, en cierta medida, la sociedad como conjunto los considera extraños y ajenos a si misma, por una razón u otra.

Por supuesto, desde este punto de vista, los outsiders lo son en términos relativos: que no estén incorporados en los valores y formas de entender el mundo de una sociedad no implica que no lo estén en otra, o en una subcultura concreta dentro de la misma. Así, uno de los ejemplos clásicos de un outsider es un extranjero que llega a una sociedad nueva, pudiendo estar perfectamente encajado en la suya propia la nueva le resulta extraña y esta a su vez lo considera extraño a él.