Comportarse como Adultos es una buena película/biografía que narra, desde el punto de vista de Varoufakis, su breve tiempo al frente del Ministerio de Finanzas griego tras la victoria de Syriza en las elecciones griegas. Una película que intenta convertir en un thriller económico lo que son multitud de reuniones burocráticas y discusiones a puerta cerrada, y logra generar tensión e interés con una historia que, desgraciadamente, todos sabemos cómo acaba. En el camino no solo logra crear un entretenimiento bien llevado aupado por muy buenas interpretaciones de sus actores, sino crear un discurso interesante sobre el funcionamiento de la Unión, los intereses cruzados de su interior, etc. Sesgado, sin duda, al estar basado en el punto de vista de Varoufakis sobre los hechos, pero no por eso menos valioso.
Y, a la hora de analizarla, debo empezar por aclarar que yo soy un europeísta convencido. Creo que la Unión es lo mejor que le ha pasado a Europa y la única vía real de salir de los problemas y retos que el futuro puede plantear, como está manifestando la actual crisis energética (como cambian las cosas cuando las que están en crisis son Alemania y Francia en lugar de Grecia o Portugal). A menudo, sin embargo, hace menos de lo que debería o llega tarde. Y, en el caso de la deuda griega, cometió una auténtica atrocidad que es probablemente una de las peores manchas negras de su historia.
Pero empecemos por algunos puntos claves para entender la historia de Comportarse como Adultos y de la crisis griega y muchas otras en general. Primer punto, la existencia del Eurogrupo, central en esta y muchas historias europeas, es una adición reciente a la Unión y no cuenta realmente con el respaldo de instituciones ni tratados. Es un órgano informal sin poder, por si mismo, real. De hecho, el propio Consejo Europeo tampoco debía tener el poder que tiene en la actualidad, siendo que el poder europeo debía reposar en la Comisión (Alta Autoridad en los textos originales) y en el Parlamento (el depositario de la democracia europea). El ascenso en importancia del Consejo y del Eurogrupo son, en toda regla, un movimiento que hace peligrar la democracia europea y que, a menudo, ha entrado en abierto conflicto contra los movimientos por democratizar más la UE (como el intento de crear partidos europeos que fueran directamente elegidos para el Parlamento). El modo en que la película muestra la debilidad de Juncker (el presidente del Eurogrupo) frente a los intereses de Shauble y Alemania es un claro ejemplo de cómo es simplemente un sitio donde los países mandan… y lo hacen en desigual medida.
Del otro lado de la historia está el reciente gobierno griego que acaba de ganar unas elecciones sobre la base de acabar con una crisis económica heredada de los gobiernos anteriores. Comportarse como Adultos sin duda toma un punto de vista izquierdista sobre materias de economía y política, como corresponde a sus protagonistas, y narra el choque frontal que recorre buena parte de occidente entre las medidas sociales y las neoliberales. Las primeras ganaron en los tiempos siguientes a la II Guerra Mundial, las segundas a los tiempos que han venido desde la llegada de Reagan y Thatcher al poder. El resultado de las políticas neoliberales, como ilustré recientemente, es una desregulación de la economía que favorece a los más ricos, aumenta la desigualdad económica y hace crecer la precariedad social. Y todo eso, al extremo, es lo que está viviendo Grecia en los momentos en que se narra la película.
Con este choque, personalizado en el choque entre Schauble (el Ministro de Economía alemán) y Varoufakis (el griego), lo que tenemos no es solo el despliegue de la lucha entre ambas ideologías, sino el problema creciente de deshumanización de las instituciones europeas. La Troika no argumentaba en términos de ayudar a los griegos a salir de la crisis, sino que aprovechó la misma como una oportunidad para realizar un proceso de extracción de riqueza del país que sirviese para beneficio de bancos e instituciones externas y la implantación brutal de las medidas neoliberales que, en general, gustan en el norte. Como bien ilustra la película, el apoyo a esta perspectiva vino desde ciertos sectores de ciertos países, en especial países como Alemania u Holanda, partidarios de una política neoliberal estricta centrada en la importancia del cumplimiento de los pactos de estabilidad (olvidando que a Alemania y a Francia se les había perdonado incumplirlos en el pasado), en la devolución de la deuda y la desmantelación del Estado de Bienestar como red de protección social (servicios sociales, pensiones, sueldos mínimos…).
Para lograr implantar esto se llevó a cabo un proceso de construcción de la opinión pública (basado en sembrar el miedo entre los griegos ante las consecuencias de sus actos) sustentado por una brutal intransigencia institucional que bloqueaba cualquier intento de negociación u acuerdo (que son, sorprendentemente, los pilares sobre los que se construye la Unión). Sobre la mesa, la amenaza frontal de crear un Grexit que forzase a Grecia a salirse del Euro si osaba intentar renegociar las condiciones del rescate y resistirse a la imposición. El resultado es que Grecia se transformó en un ejemplo de quienes osaban desafiar al omnipotente deseo neoliberal de Alemania y el norte europeo.
La respuesta, como muestra Comportarse como Adultos hacia su final, fue la convocatoria de un referendum al respecto. Uno en el que la población griega votó negarse al rescate que les obligaba la UE. Si nos detenemos aquí, un referendum es la mayor expresión de democracia que se puede dar, es literalmente la manifestación de la voluntad popular. En una democracia deberían estar poco menos que venerados. Y, sin embargo, lo que vemos continuamente es el enorme miedo que existe a los mismos, por el simple hecho de que le quitan el poder a las élites para devolverlo al pueblo, que puede dar resultados muy inesperados como en caso del Brexit. Tsipras esperaba que ese referendum le diese el apoyo y mandato necesario para resistirse a la UE y lo que sirvió fue para que esta se volviese más intransigente, se cerrase aún más en banda y, finalmente, le doblegase. Literalmente se silenció la voluntad de un pueblo por la decisión de los dirigentes de otros.
El film enfatiza una narrativa donde Varoufakis y Grecia estaban solos contra el mundo, lo cual no es del todo históricamente cierto. Esta relación se basa en el choque clásico entre izquierda y derecha, donde Syriza representa a la izquierda y se opone a la derecha representada por la CDU/CSU de Merkel y Schauble. El conflicto fue más complicado, sin embargo, como muestra el encuentro lleno de falsedades que se da con el Ministro de Economía francés, gobierno que entonces estaba en manos de Hollande y los socialistas pero que, en el mejor de los casos, jugó un papel ambiguo en el conflicto. Pero hubo países que, en distintos grados, estaban del lado de Grecia, en buena medida por el viejo dicho de “que si ves las barbas del vecino a remojar…”, con una crisis que en realidad incluía profundamente a Portugal, Irlanda y, en menor medida, España e Italia. Y hubiera sido interesante ver esa confrontación mejor retratada en Comportarse como Adultos ya que le hubiera dado una interesante riqueza a los choques y conflictos que llenan el funcionamiento de la UE.
Porque, como retrata el film y como ocurre con cualquier tipo de institución, las europeas desgraciadamente no se basan en el bien común o el de la mayoría, sino en el conflicto de intereses entre los actores relevantes. El pueblo alemán podía querer A o B, pero lo que importa es la opinión y posición de Schauble en el Eurogrupo o la de Merkel en reuniones a puerta cerrada. Y lo mismo ocurre con el resto de instituciones involucradas, con el sorprendente retrato de un Fondo Monetario Internacional mucho más abierto a la negociación y a la búsqueda de acuerdos positivos. Pero es un conflicto no en torno a cómo recuperar a Grecia y rescatarla, sino centrado en cómo defender los intereses propios en el seno de las instituciones donde se tiene poder.
Y este es el principal peligro de la Unión en el pasado, el presente y el futuro. En la medida en que sea vista no como una unión real sino como un campo de conflicto entre burócratas y gobiernos, se seguirá produciendo una merma de su legitimidad social entre los países europeos y sus ciudadanos. Retratada dramáticamente con el Brexit pero que en realidad se extiende ampliamente por los países más euroscépticos como Polonia o Hungría. Mientras Europa escuche más al Eurogrupo que a su Parlamento, mientras defienda los intereses de los Estados miembros en vez de los del conjunto, será incapaz de articular una verdadera unión de la que todos nos sintamos realmente miembros.
Y esto lo refleja perfectamente Comportarse como Adultos porque, al final, la historia que cuenta es la de un país que es sacrificado por el beneficio de otros. Conscientemente llevado al matadero para servir como ejemplo para otros, para obtener beneficios políticos y económicos, etc. Por eso es el momento más negro de la historia de la Unión porque, si bien está llena de momentos en que no estuvo a la altura de lo que debería, nunca hasta aquí se había visto tan claramente lo dispuesta a autocanibalizarse y traicionarse a si misma y sus valores que puede llegar a estar.
Costán Sequeiros Bruna
Y tú, ¿qué opinas de Comportarse como Adultos?
One reply on “Comportarse como Adultos”
Muy interesante todo lo que usted cuenta. Gracias