En su número de abril, The Atlantic ha publicado un muy interesante artículo sobre la política exterior de Obama. Es un texto largo y está en inglés, pero ciertamente vale la pena dedicarle el tiempo necesario para leerlo porque ofrece una oportunidad que raramente tenemos: la de ver desde dentro cómo y por qué el poder funciona como lo hace, las consecuencias y las razones. Y, además, desde el punto de vista del actor principal en esas decisiones, y un actor que además mantiene unas posturas a menudo poco comunes entre los presidentes norteamericanos acerca del papel de Estados Unidos en el mundo.
Así, a lo largo de las páginas, lo que se filtra rápidamente es que Obama mantiene una idea central a la hora de decidir cómo y cuándo intervenir: la de la prioridad para los intereses norteamericanos y la amenaza que algo pueda suponer. Contra esto, en su balanza, se oponen los costes que suponen los distintos tipos de intervención a la hora de intentar elaborar la más adecuada en costes para los riesgos de suficiente importancia como para actuar sobre ellos.

Cada estructura tiene una serie de parámetros que definen su funcionalidad, el orígen de su poder, la forma de organizar su capacidad de acción, etc. Así, la estructura monárquica, por ejemplo, tiene un claro principio jerárquico de arriba a abajo. Pero, ¿cual es el principio que organiza la capacidad de acción y el poder de una red horizontal? Básicamente, hay dos principios que rigen una organización horizontal de cualquier clase.
Escrito por Javier Noya, y supongo que publicado en torno a septiembre de este año, la verdad es que es un libro difícil de comentar en unas líneas como estas. La razón es que, pese a la coloquialidad del discurso en su forma, su contenido es complejo y muy amplio. Así, a lo largo de sus 450 páginas, el autor analiza todas las dimensiones de la imagen de España en el exterior, desde la música a las fuerzas armadas, del soft al hard power, del siglo XVIII al XXI, de la política a la cultura, etc. Abarca así una enorme variedad de temas que configuran la imagen de España en el exterior, desde una imagen tanto objetiva (¿qué dicen los datos duros, económicos y de otro tipo, sobre la situación real?) como subjetiva (¿qué opinión tiene la gente del mundo sobre esas cuestiones?), lo cual le da gran profundidad y riqueza. Es obvio que habrá gente interesada en unos aspectos u otros del texto, pero al ser un análisis tan amplio, hay cosas interesantes para todo el mundo.