
Publicada originalmente en 1898, esta novela de H. G. Wells pronto se convirtió en un clásico de un género que estaba siendo inventado por aquella época, con obras como Frankenstein de Mary Shelley. La ciencia ficción estaba naciendo, y dando de la mano dos conceptos que creaban nuevos tipos de historias: la ciencia y la ficción.
Así, la buena ciencia ficción se basa en introducir una serie de premisas de ficción en el interior de una visión científica del mundo. Con eso no se refiere a que toda novela de ciencia ficción se base en desarrollos científicos, Neuromante por ejemplo no trata de ese tema, sino que se basa en una comprensión del mundo tal y como es en el momento en que se escribe. Y esta pieza es clave, La Guerra de los Mundos se escribe a finales del siglo XIX. Aviso, ya de antemano, que voy a hacer algunos spoilers de la novela a la hora de analizarla aquí, entiendo que habéis tenido más de un siglo para leerla, pero si no queréis spoilers no sigáis leyendo.


El otro día, hablando con un amigo mío sobre el futuro, el presente, y la vinculación entre sociología y ciencia-ficción salió a colación este trabajo que hice durante mi año de Doctorado para la asignatura de Sociología de la Literatura. Como me pidió que se lo enviase, he pensado que mejor lo cuelgo aquí, por si acaso a alguien más le pueda interesar el tema.