Tras los dos últimos posts dedicados a Grecia y el miedo que nos quieren inculcar a raiz de los eventos producidos allí, hoy toca volver a avanzar con la saga de posts sobre el cambio y el futuro. En el primero abordé cómo el mundo se encuentra en el borde del cambio por múltiples razones y cómo hemos de aprovechar la coyuntura para una reforma política en profundidad; y, en el segundo, abordé las reformas que requiere la sociedad civil y su encaje en el nuevo mundo que se nos viene encima.
Sin embargo, de nada sirve abordar los cambios en la ciudadanía y su papel político si, a cambio, no se reforman las instituciones. Y a eso le corresponde el post de hoy, a un conjunto amplio de reformas institucionales que son necesarias para que España (y cualquier otro país que no las haya hecho de momento) entre en el siglo XXI. ¿Qué cambios institucionales son necesarios para consolidar una verdadera democracia?

El videoblog de
Tras trentaicinco años desde que se promulgó la actual Constitución, y aprovechando el final ahora del Puente de la Constitución, creo que es buen momento para hacer un balance de cómo ha sido el papel de la misma, sus luces y sus sombras. Y lo cierto es que un vistazo a nuestra historia reciente, y no tan reciente, a la forma en que se utiliza y maneja, rápidamente muestra una buena cantidad de ambas cosas.