La filosofía podríamos definirla, según el curso de iniciación a la filosofía de la Universidad de Edimburgo que se imparte en Coursera, como:
“El hecho de hacerse preguntas sobre la forma correcta de pensar acerca de asuntos que son importantes para nosotros”.
Obviamente, cada persona considera diferentes cosas como importantes, así que cada uno haríamos filosofía de distintas cosas. Pero lo que importa aquí es el hecho de que el centro de la filosofía son las preguntas, y la forma de pensar. ¿Es esto exclusivo suyo? En cierta medida si, en cierta medida no.
Voy a usar una definición propia para ciencia, basándome en la anterior de filosofía, para destacar las cosas comunes y distintas que pueden existir:

Es muy habitual, en los debates de la televisión o en el bar, e incluso en conferencias doctas y discursos políticos, escuchar frases del estilo a “como todo el mundo sabe…” o “como todo el mundo cree…”. Pero lo cierto es que estas son un artilugio demagógico que sólo sirve para intentar ganar peso en las afirmaciones que uno hace. Así, se basan o bien en el sentido común compartido por todos (que se equivoca con una sorprendente frecuencia) o bien en la percepción de esa persona.