Si echamos un vistazo atrás, hace unos pocos años lo que existían eran una serie de redes sociales aisladas: Twitter, Facebook, Tuenti, Badoo, etc. De hecho, se hacían la competencia y luchaban por tener más o menos a los mismos usuarios. Sin embargo, desde hace dos años o así, lo que encontramos es que se ha roto este aislamiento, no tanto entre ellas, sino con lo que las rodea en el mundo virtual.
Así, hoy en día la “f” de Facebook se puede encontrar en cualquier blog para darle un “me gusta” con tu perfil o un botón para colgarla en tu twitter, y con facebook podemos buscar nuestros amigos de Steam, o loginear en nuestra cuenta de Photobucket. Los servicios digitales cada vez se interrelacionan más, de modo que el contenido encontrado en uno pueda relacionarse rápidamente con los demás.

Hace tiempo que se debate acerca de lo que implicaría la implementación de medidas electrónicas en la democracia: beneficios, cambios y peligros. Sin embargo, el proceso avanza en paralelo al debate. Así, en las últimas Elecciones Generales en España, en diversos Colegios Electorales de la Comunidad de Madrid se emplearon ordenadores para ayudar en el recuento de votos, el control de incoherencias, etc. Y resultó ser una herramienta muy útil para el buen funcionamiento de esas mesas electorales. En el caso español, la legislación no permite ir más allá. Pero en Estados Unidos, por ejemplo, existen Estados donde se permite votar directamente de modo electrónico en unos cajeros específicos.
La sociedad civil ha estado siempre en conflicto con el poder, remodelándolo en la medida en que ha podido. Las huelgas y manifestaciones han sido sus armas principales, como lo han sido posteriormente los sindicatos, las ONGs, o los movimientos sociales más o menos establecidos.
Miremos a donde miremos, los escándalos de corrupción se suceden. Bankia, la financiación de Sarkozy, Gürtel, los casos de plagio en Rumanía, etc. Y parece que, junto a esto, nos encontramos con una justicia incapaz de actuar, desde la pérdida de rango de juez de Garzón a los bloqueos del PP a cualquier tipo de investigación en el Parlamento.
Hoy se celebra el 4 de Julio, Día de la Independencia en Estados Unidos, que conmemora la Declaración de Independencia de 1776. Hoy, hace 236 años, el mundo vio nacer la primera democracia moderna (si no contamos el lento evolucionar parlamentario de Gran Bretaña). Se dice rápido, pero hace casi un cuarto de milenio. Y, en un día tan cargado de simbolismo como este, creo que es interesante pararnos a recordar lo que aquel momento histórico ha implicado para la historia.
Escrito por Javier Noya, y supongo que publicado en torno a septiembre de este año, la verdad es que es un libro difícil de comentar en unas líneas como estas. La razón es que, pese a la coloquialidad del discurso en su forma, su contenido es complejo y muy amplio. Así, a lo largo de sus 450 páginas, el autor analiza todas las dimensiones de la imagen de España en el exterior, desde la música a las fuerzas armadas, del soft al hard power, del siglo XVIII al XXI, de la política a la cultura, etc. Abarca así una enorme variedad de temas que configuran la imagen de España en el exterior, desde una imagen tanto objetiva (¿qué dicen los datos duros, económicos y de otro tipo, sobre la situación real?) como subjetiva (¿qué opinión tiene la gente del mundo sobre esas cuestiones?), lo cual le da gran profundidad y riqueza. Es obvio que habrá gente interesada en unos aspectos u otros del texto, pero al ser un análisis tan amplio, hay cosas interesantes para todo el mundo.
Estás tranquilamente reunido con tus amigos o con las compañeras del trabajo, tomando una caña afablemente en una terracita. Y de pronto comenzáis a contar chistes, y uno cuenta uno muy bueno que es racista, sobre gitanos, o negros o lo que sea. Todos os desternilláis, todos menos una. Y la miráis mal, porque se está tomando en serio algo que no lo es. Al fin y al cabo, vosotros no sois racistas, y el chiste sólo es eso, un chiste.
Si yo menciono la palabra “hacker”, lo primero que pensarás probablemente será en un chico con gafas, granos, asaltando las bases de datos de las empresas y gobiernos. Dejando de lado que obviamente esa es una dimensión de la palabra hacker (y olvidando que cada vez más la guerra informática la practican los propios gobiernos y empresas), el término va mucho más allá de ese punto.
Mirad a vuestro alrededor y veréis las paredes rojizas y vibrantes del útero materno. Al ritmo del corazón del cambio, nos alejamos de lo conocido para adentrarnos en lo desconocido. Tras nosotros, el viejo mundo yace agonizante tras los golpes que derribaron el Muro de Berlín y las protestas que despertaron a una sociedad civil que se movilizó desde Mayo del 68 a la Primavera Árabe y la Indignación.
El Profesor Jaume D’Urgell nos explicó ayer las curvas de atención de la gente, y creo que es algo sobre lo que vale la pena pararse y reflexionar brevemente. Según nos dijo, está estudiado que para las intervenciones públicas, los espectadores pasan por tres fases diferentes. Inicialmente, su atención comienza en torno a un 60% y va subiendo; la segunda fase, que se produce en torno a los 4 a 7 minutos, es una breve estabilidad en que se tiene el máximo de atención del espectador; finalmente a partir de entonces, comienza un declive que lleva al 0% de atención a partir del minuto 40 más o menos.
A veces da la sensación de que, aún con la crisis, todo sigue igual, que la raza humana está condenada a dar eternamente vueltas al mismo punto. Fukuyama incluso dijo que habíamos llegado al final de la historia, que de aquí en adelante sólo continuaría el Estado democrático capitalista hasta el final.
Los idiomas dicen mucho de las sociedades y personas que crearon ese idioma: de sus necesidades, de la forma de relacionarse con el entorno, y de las cosas que consideran similares u opuestas, por ejemplo. Así los esquimales tienen muchas más palabras para blanco que el resto de las sociedades, porque distintas tonalidades se pueden referir a distintos tipos de hielo, indicando peligro o seguridad.
Estas dos palabras, aparentemente tan similares, son claves para entender los cambios que en la sociedad se han producido en los últimos años, más o menos a partir de la caída del Muro del Berlín. Y es que os voy a revelar una verdad en la que seguro que no habíais pensado jamás: el mundo se está globalizando. ¿Increíble, verdad?