Abriré con una cita de Lawrence Lessig en su libro “El Código 2.0“:
Del mismo modo que el anonimato puede dotar a alguien de la fuerza para manifestar una opinión impopular, también puede servirle de escudo para verter juicios irresponsables, difamatorios o hirientes.
Y esto es una cuestión que, por obvia que pueda parecer, es clave. Los derechos que hemos construido a nuestro alrededor tienen todos aspectos positivos y negativos, y el derecho a expresión puede requerir conjugar elementos de anonimato con elementos de publicidad; de este modo, habría que buscar modos en que cada uno sea responsable de lo que dice, pero tenga medios reales y eficaces de decir lo que quiera sin temor a represalias. Y en el mundo tecnológicamente avanzado en que vivimos, esta lucha entre publicidad y privacidad se traslada cada vez a más espacios.

Detrás de la fachada de ciencia ficción cercana y de serie de policías de animación (muy adulta, eso si), Psycho Pass atesora un corazón que va mucho más allá. A medida que avanzan sus 22 capítulos y los discursos y diálogos entre personas, se va mostrando lentamente una muy compleja y lúcida reflexión acerca del sistema social, de las leyes, de la forma de interactuar de las personas, de la voluntad, de la obediencia, la vigilancia o la psicología, por mencionar sólo algunos de los aspectos que se abordan.