Supongo que no soy el único al que esta noticia de El País ha preocupado. Es cierto que acabo de leerme el último libro de Naomi Klein, como ya sabéis, y que por tanto “me pilla sensible”, pero no puedo menos que estar iracundo con Putin y lamentar que una vez más, Stalin haya derrotado a Lenin (figuradamente). Es obvio que la apertura paulatina y socialista de Gorbachov a la democracia y el capitalismo ha muerto hace mucho, como demuestran los últimos presidentes rusos, pero esto es demasiado. Un aumento de la inversión en armas, un país que se define como “unido cuando está en guerra”, una modificación de las leyes de las elecciones para asegurarse una victoria, numerosos recursos naturales para financiarse y ganas de expandirse (como prueba Chechenia). Ciertamente, esto me suena a Alemania, cuando Hitler crecía en poder.