Miremos a donde miremos, los escándalos de corrupción se suceden. Bankia, la financiación de Sarkozy, Gürtel, los casos de plagio en Rumanía, etc. Y parece que, junto a esto, nos encontramos con una justicia incapaz de actuar, desde la pérdida de rango de juez de Garzón a los bloqueos del PP a cualquier tipo de investigación en el Parlamento.
Pero no sólo la corrupción parece extenderse, sino que cada vez más aspectos del poder se muestran descarnados ante los que miramos. Bombardeos con drones en Oriente Medio, donde para matar a un terrorista mueren varios civiles. Presiones de los políticos que ronzan el chantaje o que fuerzan a los demás a tomar decisiones por su simple poder superior, como el sometimiento de Grecia ante las dracónicas imposiciones de la UE. Venta de armas a gobiernos que las van a usar para violar los derechos humanos. Y la lista sigue.