A menudo, es habitual escuchar a alguien llamar a otro fascista cuando el otro le impone su decisión, o usos similares del término porque la sociedad normalmente considera uno sinónimo del otro. Sin embargo, desde la perspectiva sociológica y politológica, y teniendo en cuenta que es un debate abierto de momento, ambos términos son distintos y describen distintos modelos políticos. Autoritarismos ha habido mucho, desde el régimen de Franco al actual de Corea del Norte; en cambio, fascismos sólo ha habido uno en la historia, la Alemania de Hitler. Así que vayamos viendo cómo se construyen ambos sistemas en sus diferencias, para ilustrar cómo uno y otro parecen muy similares, pero al final resultan no serlo.
Autoritarismo, como corresponde a la palabra, viene de autoridad; así, el gobernante tiene cierto tipo de autoridad sobre la sociedad. En el caso de Franco, la autoridad le viene del poder del ejército que le respalda, victorioso tras una Guerra Civil con miles de muertos. Esto le otorga una autoridad real sobre la sociedad, que debe obedecer a esa autoridad para evitar el castigo.

Si yo menciono la palabra “hacker”, lo primero que pensarás probablemente será en un chico con gafas, granos, asaltando las bases de datos de las empresas y gobiernos. Dejando de lado que obviamente esa es una dimensión de la palabra hacker (y olvidando que cada vez más la guerra informática la practican los propios gobiernos y empresas), el término va mucho más allá de ese punto.
Los idiomas dicen mucho de las sociedades y personas que crearon ese idioma: de sus necesidades, de la forma de relacionarse con el entorno, y de las cosas que consideran similares u opuestas, por ejemplo. Así los esquimales tienen muchas más palabras para blanco que el resto de las sociedades, porque distintas tonalidades se pueden referir a distintos tipos de hielo, indicando peligro o seguridad.