Es 1775, y el descontento se puede sentir en las trece colonias que el Imperio Británico tiene en norteamérica. Quieren representación en el Parlamento Británico, o sino se niegan a pagar los impuestos: el lema es “no taxes without representation”. Los británicos intentan comprar a los colonos por medio de té muy barato pero con impuestos, y nos encontramos de pronto con el Motín del Té que da comienzo a la Guerra de Independencia.
Por aquel entonces, sin embargo, la mayor parte de los ciudadanos norteamericanos se sentían británicos. Querían ser parte del sistema británico en igualdad de condiciones con los ingleses, escoceses, irlandeses y galeses, no querían ser independientes. La independencia es, por tanto, consecuencia indeseada de lo mal que los británicos manejaron el conflicto político.

Como cualquiera que siga las noticias ligeramente sabrá, en mayo son las elecciones europeas y, ante ellas, se plantean una serie de situaciones muy importantes. El conjunto del proyecto europeo está puesto en duda por muchos sectores políticos, desde los euroscépticos a los populistas, y estas elecciones son vistas a menudo como un plebiscito sobre el conjunto de la UE, donde el temor al crecimiento de los partidos anti Unión podría crear un Parlamento y una Comisión que dificulte muchísimo el funcionamiento de la organización. Pero no voy a hablar de eso hoy, sino de personalismo, política nacional y política europea.
A menudo, se tiene la sensación de que lo que ocurre en Internet no es algo suficientemente real. Los amigos online no son igual de amigos que los amigos físicos, es un terreno de juegos donde no ocurren cosas reales, donde la gente está sólo para su ocio. Sin embargo, todas estas nociones clásicas del mundo de la red de redes son falsas, como muestran cada vez más los estudios. Como bien dice Lawrence Lessig, la red es muy real.
Dentro de un año exactamente, Escocia se enfrentará al referendum para decidir si quiere permanecer o no dentro del Reino Unido. La Diada acaba de fortalecer ese debate en España. Y en otras partes de Europa, discursos similares se reproducen con menor fuerza, desde la Liga Norte italiana a los diversos grupos independentistas de Bélgica.
Hoy toca compartir un
El otro día, hablando con un amigo mío sobre el futuro, el presente, y la vinculación entre sociología y ciencia-ficción salió a colación este trabajo que hice durante mi año de Doctorado para la asignatura de Sociología de la Literatura. Como me pidió que se lo enviase, he pensado que mejor lo cuelgo aquí, por si acaso a alguien más le pueda interesar el tema.
Este libro, dirigido por Esther Barbé, tiene un comienzo interesante, claro y bien llevado. Así, establece una teoría y un marco de análisis de la Unión Europea bastante completo y claro. Lo malo es que, tras ese primer tercio del libro, lo que se suceden son un análisis de caso tras otro al que se aplica ese marco, llegando claramente a ser muy redundantes. Pero vale la pena rescatar esta teoría general, que voy a resumir aquí.
Los economistas Mundell y Fleming propusieron un
Si echamos un vistazo atrás, hace unos pocos años lo que existían eran una serie de redes sociales aisladas: Twitter, Facebook, Tuenti, Badoo, etc. De hecho, se hacían la competencia y luchaban por tener más o menos a los mismos usuarios. Sin embargo, desde hace dos años o así, lo que encontramos es que se ha roto este aislamiento, no tanto entre ellas, sino con lo que las rodea en el mundo virtual.
Mirad a vuestro alrededor y veréis las paredes rojizas y vibrantes del útero materno. Al ritmo del corazón del cambio, nos alejamos de lo conocido para adentrarnos en lo desconocido. Tras nosotros, el viejo mundo yace agonizante tras los golpes que derribaron el Muro de Berlín y las protestas que despertaron a una sociedad civil que se movilizó desde Mayo del 68 a la Primavera Árabe y la Indignación.
Estas dos palabras, aparentemente tan similares, son claves para entender los cambios que en la sociedad se han producido en los últimos años, más o menos a partir de la caída del Muro del Berlín. Y es que os voy a revelar una verdad en la que seguro que no habíais pensado jamás: el mundo se está globalizando. ¿Increíble, verdad?