No es la primera vez que hablo aquí de la situación en Cataluña, no en vano ya expuse mi opinión hace unos meses sobre el choque de trenes que se veía venir y que, finalmente, se dio este domingo. Probablemente sea un tema trillado del que estéis aburridos de oír opiniones, incluso mucho de lo que voy a decir ya lo he ido colgando en posts de Iñaki Gabilondo y reflexiones de otra gente. Pero toca dar de nuevo una vuelta a esta tuerca, ahora que el campo de batalla de nuevo cambia. Y es que, he de reconocerlo, es una batalla que me preocupa.
Primera cuestión importante, en mi opinión, es que la división es un error. En un mundo globalizado, donde hace falta aumentar de capacidad de acción y alcance, dividirse es perjudicial. Pero no sólo es perjudicial para Cataluña, sino que lo es en igual medida para España. Juntos somos más que separados, es así de sencillo, y si el camino que necesitamos seguir para poder defender nuestros Estados del Bienestar es el de una mayor unión en el interior de Europa, flaco favor estamos haciéndole al separarnos.

Hace unos días, todos los periódicos del país recogían el encuentro entre Rajoy y Mas y lo discutido allí. Que si bien, que si insuficiente, que si demasiado, que si se sigue trabajando, que si hay ruptura… análisis de lo ocurrido hay muchos, pero lo innegable es que, hoy por hoy, la situación sigue estancada. La razón de esto es más profunda que el resultado de un encuentro y es una historia en la que ya llevamos inmersos mucho tiempo, desde que se anunció por primera vez que se iba a producir el referendum y la explosión de la Diada.
Dice el viejo dicho romano que para tener tranquilo al pueblo es necesario darle pan y circo. Y es una verdad que la historia ha demostrado muchas veces, si le das pan (osea, cubres sus necesidades básicas) y circo (entretenimiento), las ganas de revuelta se disuelven. Literalmente, compras felicidad de los súbditos y, al hacerlo, ganas en paz social y aprobación. En cierta medida, esa es la razón de que el Estado de Bienestar tenga tanto apoyo, porque el conjunto de la sociedad trata de conseguir que la mayor parte de la población tenga, como mínimo, el pan en un esfuerzo conjunto de todo el país.
La figura de la Corona es, cuando menos, la de una institución controvertida en el marco de un país del siglo XXI. Sin embargo, en gran parte por la actitud de los miembros de la misma y la acción política de Juan Carlos I en la Transición y durante el golpe de Tejero (dejando de lado teorías de la conspiración) había conseguido darle la estabilidad a la institución que esta necesita para que tuviese una aceptación inmensa en la sociedad española. Pero, ¿qué pasó entonces para que hoy el Rey haya abdicado en su hijo?
Adolfo Suárez acaba de morir, y eso no es noticia para nadie tras el bombardeo de los medios de comunicación al respecto. Como tampoco lo es que ahora sale la derecha a ensalzarle como el gran faro, y la izquierda a criticarle por su vinculación con el
Un amigo me pidió que, a la vista de que esto es un conflicto actual, abordase el tema en el blog. Así pues, vamos allá. Si echamos un vistazo a la pirámide poblacional de cualquier país del primer mundo, y España entre ellos, veremos que tenemos una población por un lado envejecida y, por otro, cada vez menor. La gente, ante las dificultades económicas y la complicación a la hora de compatibilizar la labor de ser padres con las carreras profesionales, cada vez opta más por tener pocos hijos, de modo que no se alcanza la tasa de reproducción (dos hijos por pareja). El resultado, sin sorpresa, es que el primer mundo envejece y pierde población a toda velocidad, lo cual supone un problema importante para el buen funcionamiento de sus sociedades y economías. Pero no sólo el primer mundo lo hace, sino que gran parte de los países en vías de desarrollo (como China, o Rusia) también han avanzado bastante en este proceso, comunmente llamado la transición demográfica.
Fruto de un muy interesante debate en Facebook así como de numerosos debates en El Señor de los Dadillos, creo que va tocando meterle mano a este programa y mostrar algunas de las cosas que pasan entre bamblinas al respecto. Y es que, ¿cómo se puede decir que un programa que busca ayudar a la gente, es dañino para la sociedad e, incluso, para esa gente? A priori, todos estamos encantados de que las personas se ayuden unas a otras, ¿qué puede haber de malo en ello?
Julio Cesar, uno de los destructores de la democracia plutarca que era la República Romana sube la escalinata camino del Senado y es acuchillado decenas de veces por sus compañeros, incluyendo a su propio segundo, su hijo Bruto. Algo más de dos mil años después, Enrico Letta, Primer Ministro no electo de la democracia representativa donde importa demasiado el dinero que es la República Italiana, es destrozado con las puñaladas figuradas de su segundo, Matteo Renzi. ¿Alguien ve algún elemento en común?
Es cierto que no saco a menudo el tema del 
ultz como su