Es 1775, y el descontento se puede sentir en las trece colonias que el Imperio Británico tiene en norteamérica. Quieren representación en el Parlamento Británico, o sino se niegan a pagar los impuestos: el lema es “no taxes without representation”. Los británicos intentan comprar a los colonos por medio de té muy barato pero con impuestos, y nos encontramos de pronto con el Motín del Té que da comienzo a la Guerra de Independencia.
Por aquel entonces, sin embargo, la mayor parte de los ciudadanos norteamericanos se sentían británicos. Querían ser parte del sistema británico en igualdad de condiciones con los ingleses, escoceses, irlandeses y galeses, no querían ser independientes. La independencia es, por tanto, consecuencia indeseada de lo mal que los británicos manejaron el conflicto político.