El Profesor Jaume D’Urgell nos explicó ayer las curvas de atención de la gente, y creo que es algo sobre lo que vale la pena pararse y reflexionar brevemente. Según nos dijo, está estudiado que para las intervenciones públicas, los espectadores pasan por tres fases diferentes. Inicialmente, su atención comienza en torno a un 60% y va subiendo; la segunda fase, que se produce en torno a los 4 a 7 minutos, es una breve estabilidad en que se tiene el máximo de atención del espectador; finalmente a partir de entonces, comienza un declive que lleva al 0% de atención a partir del minuto 40 más o menos.
Esto es una media, no implica que para todo el mundo sea igual. Además, numerosos factores pueden afectarlo: el calor del lugar, lo interesante que sea lo que se esté diciendo, lo inmediato que tenga que ver con la vida de la persona, la humedad, la iluminación, el uso de medios audiovisuales de apoyo, etc. Mención especial merece que la intervención nos defraude, que hace que la atención caiga desde el primer momento. Pero, en general, la norma queda: la máxima atención es al comienzo, y relativamente pronto.

Hoy he asistido a una conferencia muy interesante en el Caixaforum, de la que habría que recoger un millón de ideas. Pero, de momento, me voy a quedar con una de Fernando Vallespín, que trataré de explicar mezclada un poco con mi propia perspectiva de todo el asunto.
Estas dos son las principales teorías actualmente de explicación de las relaciones internacionales, y aunque raramente sean mencionadas como tales, están permanentemente en las noticias de un modo u otro. Así que vale la pena echarles un buen ojo.