El país más extenso de la tierra proyecta la sombra de la Unión Soviética desde el este, desde su cuna, y más en estos días en que parece que nos encontramos de vuelta en la Guerra Fría por causa del conflicto de Crimea. Se nos proyectan las sombras de la conciencia colectiva, de los ejércitos rojos luchando contra los americanos desde Afganistán a Corea, de la hoz y el martillo extendiéndose imparables y amenazando toda Europa. Pero, ¿es eso cierto hoy en día?
La primera lectura de la situación diría que si, que es cierto. Tenemos una Rusia que ha sido la primera en llevarle la contraria a Estados Unidos en la ONU, bloqueando las mociones de intervención en Siria, por ejemplo. Que ha dado asilo al enemigo americano en que se ha convertido Snowden. Capaz de asesinar a un ex-espía del KGB en Inglaterra y de controlar la política en el centro-este de Europa a base de controlar los precios del gas natural que provee. Iniciadora de una guerra en Osetia y, ahora, capaz de “conquistar” una provincia de Ucrania mientras la comunidad internacional simplemente miraba.

Bajo ese nombre provocador, lo que se encuentra en realidad es una serie dramática bastante interesante desde el punto de vista sociológico. En la línea de la serie
Hoy por hoy, el constructivismo en sociología es probablemente el paradigma dominante, o al menos el principal. Ante la superación del funcionalismo y los límites de la teoría actual sobre el conflicto, el constructivismo surge como un modelo teórico de explicación de la realidad que permite combinar la perspectiva macro/estructural, con la perspectiva individual y el conflicto en la realidad social. Autores como Foucault o Latour han sido destacados miembros de esta corriente, que se ha extendido de la sociología general a corrientes y disciplinas como las
Es cierto que no saco a menudo el tema del
Las culturas de las diferentes partes del planeta están en permanente cambio a lo largo de la historia, a diferentes ritmos según las circunstancias específicas de cada una de ellas. Desde el ascenso de la globalización, estos patrones de cambio se han ido acelerando en gran parte del globo. Esto es en parte debido a que el cambio tecnológico ha ido ganando velocidad también, y con ello impone modificaciones en la sociedad a medida que los nuevos productos tecnológicos se establecen y expanden entre los ciudadanos, ofreciendo nuevas opciones, acciones y riesgos y, con ello, cambiando su forma de ver el mundo.
En su momento ya charlamos de la situación en
La frase que da título a este post es de Wilfredo Pareto, uno de los grandes teóricos de las élites que ha habido en sociología. Y refleja la imagen habitual del proceso de cambio social que ha imperado durante gran parte de la historia: un grupo con el poder debe defenderse contra los grupos de advenedizos que se lo quieren quitar. Es el caso de la burguesía sustituyendo a la nobleza como el centro del poder a partir del Renacimiento, por ejemplo. Sin embargo, ¿sigue siendo válida en el siglo XXI?
El Emperador se sube a su caravana fastuosa, la gente dispara los fuegos artificiales y la comitiva se pone en marcha con gran pompa y circunstancia. La gente aclama a su paso, le vitorea, le anima. Hasta que, entre toda la gente, un niño dice “¡el Emperador va desnudo!”.
La sociedad civil ha estado siempre en conflicto con el poder, remodelándolo en la medida en que ha podido. Las huelgas y manifestaciones han sido sus armas principales, como lo han sido posteriormente los sindicatos, las ONGs, o los movimientos sociales más o menos establecidos.