
Lo cierto es que nunca he sido demasiado fan de la Guerra de las Galaxias, pero como es la segunda propiedad intelectual más valiosa del mundo de la industria cultural (detrás de Marvel) recientemente he estado prestándole cada vez más atención a su mensaje. Y resulta que, debajo de los héroes y las batallas a sables de luz y de naves espaciales, hay una historia que tiene mucha enjundia a nivel sociológico, sobre los procesos de auge y caída primero de la República y después del Imperio. George Lucas ya dijo hace mucho que la Guerra de las Galaxias era política (de hecho, especialmente el Episodio VI, explícitamente era en su mente una comparación con la situación de Vietnam) y los paralelismos entre la caída de este sistema y la caída de la República Romana y su transformación en el Imperio, el auge de los gobiernos autoritarios y dictatoriales a manos de populistas como Mussolini o incluso los totalitarios como el ascenso de Hitler dentro de su propia democracia son demasiado claros como para que sean casualidad.
Estos procesos normalmente son difíciles de ilustrar porque requieren a grandes masas de personas y dinámicas durante años pero, al tener lugar en pantalla, resulta fácil de seguir al quedar personificado en los protagonistas y los años condensados en unas cuantas escenas. Así que agarrad vuestra espada láser, ajustaros los cascos de piloto y preparad todo lo necesario para viajar a una galaxia muy muy lejana.











Hace tiempo compartí aquí con vosotros la recomendación del anime
El 2014 ha sido, sin lugar a dudas, un año movidito, con infinidad de cosas ocurriendo que nadie hubiera imaginado tal día como hoy hace un año. Ha dejado numerosos procesos abiertos cuyos eventos seguirán desarrollándose a lo largo del próximo año y, por eso, creo que vale la pena intentar echarle un vistazo a qué nos puede deparar el futuro. Por supuesto, mi bola de cristal está estropeada, así que todo vistazo al futuro puede errar por completo, pero aún así resulta un ejercicio interesante.
Es 1775, y el descontento se puede sentir en las trece colonias que el Imperio Británico tiene en norteamérica. Quieren representación en el Parlamento Británico, o sino se niegan a pagar los impuestos: el lema es “no taxes without representation”. Los británicos intentan comprar a los colonos por medio de té muy barato pero con impuestos, y nos encontramos de pronto con el Motín del Té que da comienzo a la Guerra de Independencia.